Cuando llegan las fiestas Navideñas nos gusta leer algún texto que nos acerque, con ternura y poesía, al Misterio de Belén. Es algo tan grande lo que sucedió aquella noche que necesitamos que nos lo cuenten una y otra vez, de mil maneras y con miles de acentos diferentes. Durante siglos lo hicieron los poetas y muchas cosas han quedado en los villancicos que repetimos cada año, de manera nueva, porque se cantan con el corazón y no sólo con los labios.