“Había llegado la primavera. Simón, como todos los años, se dispuso a plantar sus zanahorias. Lo primero que hizo fue construir una cerca alrededor de su huerto. Luego preparó la tierra”. El conejo Simón plantó muchas zanahorias, pero después alguien le sugirió que pusiera lechugas; otro, tomates; otro, berenjenas… Y la huerta creció, llenándose no solo de vegetales, sino de agricultores muy especiales.