La tecnología adquiere un papel dominante en la vida cotidiana. De ser una utilidad al servicio del hombre y de la convivencia, adelanta posiciones para colocarse en primer lugar en la vida de muchos. La sociedad se digitaliza. Y eso inquieta, y fascina. Consultamos las pantallas más de cien veces al día, y pasamos varias horas ante la televisión. El transhumanismo busca aumentar artificialmente al hombre, de manera casi ilimitada, al amparo de una de las palancas financieras más potentes del planeta.