A finales del siglo XV, muchos de los judíos expulsados de España se instalaron en Marruecos, y en Fez formaron una comunidad notablemente numerosa, de gran vitalidad. Diversas familias judías adquirieron a lo largo del siglo XVI un papel prominente en la vida pública de su nuevo país. Samuel Pallache fue uno de estos judíos de origen hispano que, a principios del siglo XVII sirvió al sultán de Marruecos como agente diplomático y comercial con Holanda.