Verdi y Wagner nacieron en el mismo año (1813). Si el primero fue maestro indiscutible de la ópera italiana y logró enorme popularidad por su plena identificación con los movimientos revolucionarios que llevaron a la independencia de su país, Wagner alcanzó las cimas del mito, con sus pretensiones de plasmar mediante la música una peculiar cosmovisión, en la que influyeron filósofos como Nietzsche o Schopenhauer.