Tomando a Hermógenes como referente, Gillian Bradshaw describe las dificultades con que se encontraba todo aquel que en teoría disfrutaba del estatus de ciudadano romano en un imperio en el que sólo se consideraba así al nacido en Roma. Su rico retrato de la vida cotidiana en la Roma imperial confirma la crítica elogiosa del The Philadelphia Inquirer, para el que la Historia cobra vida en las expertas manos de Bradshaw.