Fulton Sheen, en proceso de canonización, habla en este libro de la importancia de la fe y el don gratuito que presupone para aquellos que tienen la gracia de haberla recibido de Dios. La fe no es una virtud, es un don que debe ser pedido con insistencia. Fruto de la fe nace la felicidad duradera, no la perecedera del mundo sin fe. Conocer la religión, entonces, es vivir según la fe y buscar cada día al encuentro próximo con el Creador.