Enero de 2024, 16:30
Hotel Aitana
Madrid
Septiembre de 1944. Adolf Hitler pone a disposición del gobierno colaboracionista de Vichy el monumental castillo de la ilustre familia Hohenzollern, situado en la pequeña población alemana de Sigmaringen. El mariscal Pétain y el presidente Laval encabezan un heterogéneo grupo de ministros, milicianos y criados más dos mil civiles franceses.
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Últimos estertores de la II
Últimos estertores de la II Guerra mundial; el gobierno colaboracionista de Vichy refugiado ya en Alemania, se agarra a la esperanza de una ilusoria reacción nazi para cambiar el rumbo al curso de la guerra, prácticamente decidido. La historia, contada por el mayordomo del castillo donde se alojan, está salpicada de envidias, odios, rencores entre políticos y militares colaboracionistas, movidos por la ambición y el afán de poder que en todo momento se revela ilusorio.
La novela está narrada con soltura, pero promete más de lo que en realidad aporta, tal vez por el peculiar punto de mira desde el que se narra la historia: la visión del servicio, concretada en la persona del mayordomo. De intriga contenida, no acierta a interesar debidamente, incluso cuando al final del relato, el autor da a conocer quién es quién, y cuáles son los "topos" infiltrados tanto de la Gestapo y SS como por parte francesa.
La traducción es discreta, no tiene más trasparencia y trascendencia que la de un relato de ficción histórica, donde al parecer el corolario que se desprende al final, es que a la postre los personajes pasan pero la tradición continúa custodiada y preservada por el servicio del castillo.