Enero de 2024, 16:30

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Madrid

Septiembre, 2015

El final de Sancho Panza y otras suertes

Trapiello, Andrés

Al morir don Quijote, quedaron sus parientes y amigos, entre ellos Sancho y el bachiller Sansón Carrasco, su sobrina Antonia y el ama Quiteria, en el mayor desconsuelo y desconcierto. La muerte del caballero trajo a todos transformaciones asombrosas.

Comentarios

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Me gustó mucho "Al morir don Quijote" y también esta novela, que es su continuación. Prosa muy cuidada y cervantina, tono aventurero y un buen homenaje a Cervantes.

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Segunda parte de la novela “Al morir don Quijote”, con la que el autor conmemora y recuerda el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote de Cervantes (1615). En esta nueva novela, Andrés Trapiello continúa la historia de los personajes más cercanos y allegados a don Quijote: el ama, la sobrina, el bachiller y su escudero, el propio Sancho Panza. Todos ellos, desengañados de su vida monótona en la aldea  y animados por el bachiller que quiere ir a Perú (donde un tío suyo ha hecho fortuna), deciden salir a buscar nuevas aventuras y un futuro mejor. En efecto, es esta una novela de aventuras, aunque probablemente no es la auténtica y verdadera novela de aventuras en la que el lector se siente conquistado y cautivado por el héroe, que crece, se transforma y madura. Aquí hay un sinfín de aventuras, pero hacia dónde van los personajes, para qué viajan, cuáles son sus  virtudes, dónde están sus ideales.

Desde el principio, se suceden las dificultades en el viaje, tanto hacia su primer destino que es Sevilla, como después en la travesía por el océano y su llegada a las tierras americanas (ese viaje que Cervantes tanto anheló y nunca consiguió realizar). Pero la sobrina de don Quijote, embarazada y ahora esposa de Sansón Carrasco, tiene una sola preocupación en buena parte de la novela: la incertidumbre sobre la paternidad del hijo que espera, cómo será este niño y a quién se va a parecer; pues, antes de casarse, tuvo un desliz amoroso: unas desafortunadas relaciones con el gañán Cebadón y cree que este puede ser el padre.

Con respecto a los otros personajes, aunque por el título parece que el personaje principal va a ser Sancho Panza, el protagonismo se lo lleva el bachiller Sansón Carrasco: le falta confianza, claridad y seguridad en sí mismo, quijotizado y perdido en su melancolía (transformado en un eco lejano de don Quijote), nostálgico y desengañado, desaparece durante varios años al final del relato; y mientras tanto, su hija se va a criar con el ama y la tía, sin tener el cariño, el apoyo y la protección de su padre en todos esos años.

Por último, el final de Sancho Panza no es más halagüeño: después de haber perdido una pierna a consecuencia de una herida (el propio autor juega con los términos “el manco de Lepanto” y lo compara con “el cojo de Arequipa”), de repente fallece durante un terremoto, una muerte súbita y sin sentido, un desgraciado final para este pobre escudero en tierras lejanas y extrañas. Probablemente, supone un final precipitado en el que el autor debe cerrar y atar muchos cabos sueltos, después de haber recreado un juego literario técnicamente muy complejo donde se mezclan realidad y fantasía, metaliteratura y ficción, verdad y mentira. Aunque la obra recuerda el estilo literario de Cervantes, en su ambientación, descripciones y personajes (el autor tiene muy bien asimiladas la sintaxis y la variedad léxica del Siglo de Oro), carece de los ideales de Cervantes y provoca en el lector un sentimiento de amarga nostalgia.