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Madrid

Diciembre, 2015

Voces de Chernóbil

Alexiévich, Svetlana

La escritora bielorrusa da voz a aquellas personas que sobrevivieron al desastre de Chernóbil y que fueron silenciadas y olvidadas por su propio gobierno. Este libro les da la oportunidad de contar su historia.Chernóbil, 1986. «Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto.» Esto fue lo último que un joven bombero dijo a su esposa antes de acudir al lugar de la explosión. 

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Exhaustiva y agotadora colección de entrevistas (42) a los supervivientes de la tragedia de Chernóbil, en Ucrania, cerca de la frontera con Bielorrusia. La autora tiene esa nacionalidad y explica que la central nuclear emitió más radiación que la bomba de Hirosima. El 23% de las tierras de Bielorrusia se encuentran contaminadas y se han retirado del uso agrícola 264.000 hectáreas.

En el momento en el que se produjo la explosión en la central nuclear todavía existía la Unión Soviética; ello dió lugar a la primera característica de este suceso: la desinformación. El Secretario General del PCUS, Mijail Gorbachov, tardó días en comparecer ante los medios de comunicación y cuando lo hizo fue para explicar que se había producido un incendio en el reactor nuclear y que se encontraba bajo control. Por su parte, los mandos intermedios no tomaron iniciativas hasta recibir órdenes de Moscú.

La consigna era evitar el pánico entre la población. Algunas aldeas se evacuaron afirmando que era por tres días, aunque la evacuación fue definitiva. En otras, por el contrario, se impidió que la población las abandonase para no fomentar el pánico. Los que hicieron advertencias sobre la gravedad de la contaminación fueron tachados de alarmistas y antisoviéticos. Los periódicos sólo informaban del heroísmo de los voluntarios. Todavía, en un principio, se dejó correr la especie de que se trataba de un sabotaje provocado por los enemigos de la URSS: norteamericanos y alemanes.

Para descontaminar un territorio de 50 km de radio alrededor de la central nuclear se movilizaron 800.000 efectivos ehtre militares y técnicos. Muchos de ellos lo fueron con engaño y promesas de incentivos económicos. La mayoría trabajaron sin medios de protección y muchos enfermaron y murieron. Al parecer no existen datos sobre el número de fallecidos, aunque la autora habla de 8.553 en Bielorrusia entre 1990 y 2003. La autora entrevista a sus viudas. La cifra incluye niños, aunque fueron los primeros en ser evacuados. También nacieron criaturas con graves deformidades.

La última victimización la sufrieron los evacuados fuera de la zona; se les tenía miedo como a fuentes ambulantes de radiación. No podrán casarse ni tener hijos. En la zona sólo se ha permitido permanecer a los ancianos, aunque no pueden trabajar la tierra ni deberían alimentarse de sus frutos.

La pregunta es si nos encontramos ante una pieza literaria y la respuesta es que no, aunque la autora haya recibido el Premio Nobel de Literatura en 2015. Lo ha sido por los valores éticos de su trabajo: "monumento al sufrimiento y el coraje". Aún así se trata de una obra muy trabajada. Se trata de un informe sobre las consecuencias humanas del desastre de la central nuclear, obtenido de testigos de primera mano y por lo tanto creíble. En diversos lugares se afirma que Chernóbil fue la causa última del derrumbamiento del sistema comunista en la URSS que tuvo lugar tres años después.

 

Imagen de José Ignacio Peláez Albendea

La autora, de Bielorrusia, Premio Nobel de Literatura 2015, es la primera periodista que recibe el Nobel.

El libro reúne un conjunto de entrevistas y testimonios de los que vivieron el más grave accidente nuclear de la historia, que ocurrió el 26.4.1986 en Chernobil, central nuclear situada en la frontera entre Bielorrusia y Ucrania.

Entrevista a las mujeres de los bomberos que fueron a apagar el incendio (y han muerto todos, fruto de la radiación que recibieron), a los campesinos, a los militares, a los cazadores que exterminaron los animales de la zona, a los niños, a los políticos soviéticos, a escritores y periodistas, a científicos, a vecinos de la cercana ciudad de Pripiat, que fue desalojada y abandonada...

Según las palabras de la autora, ha tardado más de veinte años en escribir el libro, y recoge lo más significativo de los centenares de entrevistas que realizó. "Voces de Chernobil" no es sólo un conjunto de entrevistas, es mucho más: una aguda elaboración literaria de un drama humano de grandes dimensiones en el que personas que sufren dan testimonio de las grandes preguntas permanentes del ser humano: del amor y la muerte, de Dios y el más allá, de la solidaridad, del sacrificio hasta el heroísmo por salvar a otros, del profundo amor a la patria que late en el alma rusa, de la resignación y la pasividad, de la inocencia de los niños ante el sufrimiento y la muerte, de los límites de la ciencia y el progreso, de la manipulación de la naturaleza...

Refleja muy bien cómo vivía el común de la gente en el régimen soviético: su confianza y su desconfianza, su sentido de comunidad, la pasividad y servilismo de algunos cargos políticos, la responsabilidad hasta la heroicidad de otros, la ayuda mutua entre familias y vecinos...

El libro se lee con mucho interés porque todo lo que se narra es significativo y plantea verdades que importan e interpelan. Y, dentro de ellas, no es menor el cuidado de la naturaleza tal y como la plantea el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si. Lo recomiendo vivamente. 

Imagen de cattus

Libro estremecedor, muy elaborado y bien escrito, que recoge las voces dramaticas de personas de carne y hueso que han padecido directa o indirectamente las consecuencias de la explosión en la central nuclear de Chernóbil en 1986. Personas que se enfrentan a algo nunca sucedido, que son engañadas y manipuladas por un sistema totalitario ya en decadencia y que avisan al mundo de las consecuencias que puede tener la separación entre la ciencia y la tecnología y la ética. Agradezco al amigo  que en una tertulia literaria me animó a leerlo, porque hasta ahora no era consciente ni de la relevancia ni de las consecuencias de lo que ocurrió en Chernóbil. A pesar de la dureza del texto, hay testimonios impresionantes de la capacidad del ser humano para enfrentarse al dolor, para amar, para sacrificarse por los demás. Leer artículo...