Enero de 2024, 16:30

Hotel Aitana

Madrid

Octubre, 2018

Lo que el infierno no es

D'Avenia, Alessandro

Federico tiene diecisiete años y el corazón lleno de preguntas a las que la vida aún no ha le ha dado respuesta. Las clases han terminado, el verano se abre ante él deslumbrante y misterioso, como su ciudad: Palermo.

Comentarios

Imagen de quicom

Novela que recrea la historia real del padre Pino, un  sacerdote asesinado por la Mafia en Palermo por su constante lucha por ayudar a resistir a la gente de su parroquia de las influencias de la Mafia y por levantar a la sociedad del estado de postracion ante la estructura demoniaca a la que estaban sometidos. Es una novela dura, que te coge desde el principio, por lo bien escrita que está y sobre todo por como va presentándote a traves de la vida de los personajes la realidad durísima de lo que es una poblacion sometida al miedo y al horror del infierno que se presenta allá donde está la organización mafiosa. Como todas las novelas de ALessandro tiene mucho de poesía, y mete con mucha delicadeza y buen gusto su amor por la literatrura y presenta de mdo muy aractivo y profundo los grandes ideales del amor, de la amistad, la lealtad, la misericordia, la compasión. Los personajes de los niños en esta novela tienen un protagonismo especial y muy sugerente. Me ha encantado

Imagen de Azafrán

Hablar de Sicilia, de Palermo es hablar de la Mafia. Es hablar de esa frontera que divide a los explotadores y a los explotados sin solución. Cuanto más indefensos se sientan los explotados mayor margen de acción tendrán los explotadores.

Cuantos más sean los pobres explotados mejor se construirá la pirámide de subordinación, la cadena de favores desde el padrino hasta cada familia, hasta cada individuo. No es cuestión del pasado. Es cuestión del día a día en Palermo.

La lucha contra el poder y la influencia de la mafia pasa por la educación, el acompañamiento de cada niño que hoy juega en la calle y al que en cualquier momento se pueden acercar los integrantes de la banda y pedir un favor que luego retribuirán con lo que un niño pueda apetecer creando así un clientelismo desde la más corta edad.

Cuidar a los niños de los barrios pobres, sacarlos de la calle, es la misión que don Pino, el cura párroco de Brancaccio, el barrio más pobre de Palermo.

Don Pino también da clase en un instituto de Palermo. Un buen “liceo” al que acuden los hijos de las familias afortunadas de Palermo. Don Pino sabe que él solo no puede transformar Brancaccio. Necesita de la colaboración de jóvenes que sean un ejemplo apetecible para sus chavales de la calle. Así invita a alguno de sus alumnos a arbitrar partidos de fútbol, a enseñarles a tocar la guitarra, a darles un poquito de sus vidas confortables y sin problemas y a compartir sus vidas con aquellos niños y jóvenes abandonados a su suerte y, por lo tanto, candidatos a convertirse en el sustrato de la Cosa Nostra.

Para los mafiosos esa actividad de don Pino no pasa desapercibida. Saben que la promoción de los más pobres les resta campo de acción. Primero amenazan, luego amagan y terminan por asesinar a ese cura que lleva la esperanza a los que consideran “su parcela”.

Don Pino no se detiene ante los avisos. Pasa miedo y es consciente de a lo que se expone; pero no puede detenerse en él. Sus chavales de la calle necesitan que todo continúe. Necesita conseguir que el ayuntamiento les ceda unos locales para arrancarlos de la calle. Necesita que otros jóvenes de los barrios afortunados se comprometan en esa corriente de ayuda y permitan la entrada de nuevos aires en Brancaccio.

Comienza el verano para los alumnos del “liceo”. Uno de ellos, Federico, responde a las invitaciones de don Pino y se presenta en la parroquia de Brancaccio dispuesto a entregar su tiempo de la semana que le resta antes de ir a Inglaterra a mejorar su inglés en un curso de verano. Primera jornada: visita con don Pino las familias más necesitadas, arbitra un partido de fútbol, recibe un puñetazo en la cara con la consiguiente hemorragia, le roban la bicicleta. Algo bueno: conoce a Lucía, perteneciente a una de aquellas familias necesitadas pero que se esfuerza en estudiar y en leer los libros de literatura clásica que le presta don Pino.

Los seis días restantes son la lucha de Federico con su familia donde han saltado las alarmas y le prohíben que regrese a Brancaccio. Hacia el sexto día está confinado en su habitación por rebeldía. Federico decide que es adulto para elegir entre ir al curso a Inglaterra o quedarse en Sicilia y emplear su verano ayudando a don Pino.

El resto de esta novela, narrada por Federico, describe su historia de amor por Lucía con su servicio a los niños de Brancaccio. El telón de fondo será la evolución de la relación de don Pino con la Cosa Nostra, que no aceptan un cambio hacia la esperanza en su territorio. La madurez de Federico, la entrega y la generosidad con la que se desprende del dinero que hubiese empleado en el curso de inglés en Inglaterra corren paralelos al incremento del tono de amenaza de la Cosa Nostra a don Pino.

En septiembre, después de todo un verano de actividad reclamando el centro para jóvenes y niños de Brancaccio mediante las actividades programadas por don Pino y puestas en marcha por Federico, el hermano de Federico y Lucía principalmente, todo estaba listo para la celebración del cumpleaños de don Pino. Ese mismo día, la Cosa Nostra decidió que esa lucha iba contra sus intereses y era el momento de decir basta. Así que un sicario de la Cosa Nostra que inmediatamente después fue asesinado, le quitó la vida a don Pino. Justo antes de que pudiese celebrarse el festival de agradecimiento al sacerdote que se había empañado en llevar la esperanza a Brancaccio.

Imagen de enc

Posiblemente nunca hubiera leido este libro debido a su título. Aún ahora tengo que hacer un esfuerzo para recordar su significado. El autor describe el infierno que supone vivir bajo la dictadura criminal de la Mafia palermitana y recuerda una idea del padre Pío Puglisi: Hay que enseñar a los niños lo que puede ser vivir fuera de este infierno, para que no piensen que la vida es así. Hay que mostrarles "aquello que no es el infierno". La traductora mantiene el orden de los términos en italiano y escribe: "Lo que el infierno no es". Una frase sin sentido o con un significado distinto.

Por el estilo y los personajes estamos ante una novela juvenil, apta también para mayores. El estilo es muy simple, nada adornado. El autor no hace literatura, sino que se limita a contar una historia. También es juvenil porque conmueve. El ejemplo del P. Puglisi, su camino de generosidad y valentía emocionan. Después de describir el infierno que supone vivir en el barrio de Brancaccio, el sacerdote enseña que es posible otro tipo de vida cuando las personas se deciden a vivir sin miedo, a ejercer su libertad, a no esconderse entre la multitud esperando que la mirada criminal no se detenga en ti, a tomar partido por los más desfavorecidos, los jóvenes y los niños.

El P. Puglisi sólo quería construir un centro juvenil en el barrio, para que los chicos y chicas no tuvieran que estar en la calle. Esto no convenía a la Mafia ya que ponía a los jóvenes fuera de su alcance. Los propios hijos de los mafiosos iban detrás del cura y eso no lo podían permitir los delincuentes. Algo tan simple como un centro juvenil le costó la vida al sacerdote. Leemos en el Evangelio: "No temais a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más. Temed más bien al que puede arrojar alma y cuerpo en la gehena" (Lc.12.4; Mt.10,28). El P. Puglisi, como hombre y como cristiano, había hecho suyo este consejo. Fue beatificado en 2013 por el papa Francisco.

Por si acaso, el autor, Alessandro D'Avenia, no vive en Palermo sino en Milán; igual que Fernando Arámburu, el autor de Patria, no vive en Hernani sino en Dresde, Alemania. También éste es un consejo evangélico: "Cuando os persigan en una ciudad huid a otra" (Mt.10,23). El libro se lee muy bien y la mayoría de sus personajes son muy atractivos. La sinopsis del editor omite que el protagonista es un sacerdote enfrentado a la Mafia, lo cual, junto con el título, contribuye a confundir al posible lector.

Imagen de José Ignacio Peláez Albendea

Magnífica novela del joven y reconocido escritor italiano, profesor de Instituto de Literatura en Milán, autor de varias novelas y un ensayo sobre Leopardi, que han sido un fenómeno editorial de ventas en su país. Su primera obra de ficción ha sido llevada al cine. Tiene una columna semanal sobre literatura y educación en Il Corriere de la Sera.

Esta novela está ambientada en Palermo, lugar que conoce bien el autor, pues nació y vivió allí sus primeros años. Y narra, con alta literatura, el ambiente de un barrio depauperado de Palermo, Brancaccio, donde impera la mafia siciliana,  y donde el párroco, D. Pino Puglisi, realiza una labor de levantar humana y espiritualmente a sus gentes.

La base de la historia es real y D. Pino fue asesinado por la mafia y ha sido beatificado por la Iglesia Católica.

El personaje de D. Pino es entrañable y el autor sabe mostrar su calidad humana y espiritual. El protagonista, un adolescente alumno del Liceo donde imparte clases de Religión D. Pino, experimenta una maduración al contacto con la dura realidad del barrio extremo y depauperado, donde acude para ayudar a D. Pino: el autor conoce muy bien el interior de los adolescentes –es profesor de un Instituto- y sabe reflejar sus dudas, inseguridades y su ansia de grandeza y de donación.

Novela coral, desfilan por el relato muchos otros personajes y muchos niños. El autor acierta también en el manejo de los tiempos y de las voces, y la novela nunca pierde ritmo.

El paisaje de fondo es la ciudad de Palermo, su milenaria historia en la que han dejado huella tantos pueblos y civilizaciones –helénica, bizantina, normanda, islámica, hispánica, y por supuesto, la evangelización cristiana, presente en tantos monumentos, como la Catedral de Monreale-. El mar Mediterráneo y su luz deslumbrante lo envuelve todo bajo el sofocante calor de un verano en el que transcurre la novela.

Relato duro en el que interpela la humanidad sufriente de los que habitan ese barrio extremo dominado por la mafia, por el que nadie se interesa, salvo el bueno de su párroco y los que le siguen, cuyo sacrificio no fue vano.

Formalmente, D’Avenia me parece que ha escrito su mejor novela: el estilo es muy rico y exuberante, como corresponde al ambiente en el que transcurre la acción y a los personajes. La traducción está muy cuidada.

Novela que merece la pena leer y recomendar.

Imagen de Peregrino

Novela que, en el teatro esta vez de Palermo, representa la eterna lucha entre el bien y el mal. Aquí entre un sacerdote que da su vida por sacar del barro a todo un barrio, y la mafia, que lo mata porque pone en peligro el status quo. Magistralmente narrados los hechos, con mucha altura literaria, el relato es de una profundidad tremenda. Al final, aunque no se puede dejar de llorar por el asesinato del cura, la esperanza triunfa pues la gente del barrio cambia y, sobre todo, por que se crea un instituto en el mismo, lo que constituia el gran anhelo del sacerdote para que los niños no estuvieran en la calle a merced de los sicarios de la mafia. No he leido todas las obras de D'Avenia, solo "el arte de la fragilidad", que también me gustó muchísimo, pero esta novela me parece que puede ser considerada, sin exageración, una obra maestra.

Imagen de cattus

Excelente novela, una historia basada en hechos reales sobre la mafia de un barrio de Palermo y la oposición de un sacerdote al que le costó la vida. Muy dura, por tanto, pero llena también de situaciones positivas, entrañables y esperanzadoras. Una lectura que mueve al lector a reflexionar, a pensar sobre el mal, sobre la injusticia, el dolor y a no mirar hacia otra parte, cuando se topa con ellos. Prosa muy cuidada, reflexiones sugerentes sobre cuestiones muy variadas, al hilo de los acontecimientos, Coincido con el comentario de Ángel Cabrero, libro muy recomendable.

 

Imagen de acabrero

Después del éxito obtenido por sus libros anteriormente traducidos al castellano, sobre todo con “Blanca como la nieve, roja como la sangre”, D’Avenia nos deja ahora una joyita imprescindible. Si las dos primeras novelas eran historias de amor de adolescentes y, por lo tanto, con gran éxito entre jóvenes -aunque muy leídos por adultos- esta última novela es para jóvenes -también hay una relación amorosa incipiente-, para adultos, para buenos lectores y para lectores menos avezados.

La historia de Don Pino, párroco de un barrio pobre de Palermo, lleva consigo una serie de facetas en torno a la sociedad, las familias, la importancia de la educación de los niños, el valor y la generosidad, perfectamente engarzadas por la excelente pluma de este autor que decidió ser escritor a la vez que profesor de instituto. A veces hace poesía, a veces está contando la amarga realidad de la Mafia siciliana, a veces hace pensar en la dificultad para arreglar la sociedad tremendamente injusta que conoce, pero siempre mantiene un optimismo, que se manifiesta por la generosidad de Don Pino, de Federico, de Lucía...

Es un libro para tener en casa, porque una vez acabado, el lector sentirá un gran deseo de prestarlo a sus amigos. Leer artículo 1 >>, Leer artículo 2 >>, leer artículo 3 >>