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Mayo, 2019

La sonrisa de las mujeres

Barreau, Nicolas

Aurélie, propietaria de un pequeño restaurante en París, está destrozada porque su novio le acaba de abandonar. Pero encuentra por casualidad un libro, La sonrisa de las mujeres, que no solo le salva la vida, sino que... cuenta su propia vida. 

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Imagen de Azafrán

Claude, escenógrafo de teatro, vive en el apartamento de Aurélie. Aurélie ha heredado un restuarante Le Temps des cerises, en Montparnasse. Su padre falleció y ahora es ella quien lo regenta. En su negocio no está sola, su cocinero y su ayudante de cocina forman un equipo que se podría parecer a una familia bien avenida.

Claude desaparece de vez en cuando con la disculpa de su trabajo y cuando reaparece no da explicación ninguna. Es como una premonición de lo que al fin ha sucedido: “He conocido a la mujer de mi vida. Cuídate mucho”.

De esa manera, Aurélie experimentó, de pronto, que le faltaba tierra bajo sus pies. La felicidad y la desdicha están a veces muy cerca. Solo que no lo sabemos interpretar.

Bernardette, cuya casa está llena de libros, la mejor amiga de Aurélie, vive en la isla de Saint Louis y trabaja como profesora de escuela primaria. Bernardette sí había entendido que Claude era un friqui egocéntrico. Aurélie vive cerca de su amiga, en un apartamento de la calle que conecta La Rue de l’Ancienne Comédie con Boulevard Saint Germain, y muy cerca de Le Temps des cerises, su restaurante. Mientras esperaba que Bernardette terminase su jornada de trabajo, Aurélie decidió salir a pasear.

Era un tristísimo día de noviembre y además lluvioso. Aurélie se compró un paragüas y emprendió un paseo que la llevó de Saint Germain a La Concorde y de allí a la isla de Saint Louis. Estaba apoyada en el pretil del puente, contemplando el ábside de Notre Dame, cuando se sintió un podo mareada. Su paraguas terminó en Sena. Un joven policía se le acercó intentando ayudarla temeroso de encontrarse ante una suicida. Y ella tras disculparse y agradecer su ayuda se encaminó por la rue Saint Louis y entró en el primer negocio que se encontró y que resultó ser una pequeña librería.

Monsieur Chagall, el librero, le ofreció una galleta de mantequilla y le recomendó un libro que se había convertido en un bestseller durante las últimas semanas: La sonrisa de las mujeres, de autor inglés. Aquella noche Aurélie no durmió. No fue por el abandono de Claude.

El libro comenzaba con la descripción de “un pequeño restaurante con el sugerente nombre Le Temps des Cerises, que se encuentra en Saint Germain-des-Près, allí donde late el corazón de París.” Vaya. Un libro que hablaba de su restaurante y de la sonrisa de la dueña del restaurante.

El protagonista era un joven inglés que trabaja para la firma de coches Austin. El director de márquetin de Austin en París sufre una baja y le envían a él para presentar el Mini—Cooper en Francia.

Es el típico getleman inglés que apenas habla. Y de pronto tiene que discutir todo y en todos los sitios. El inglés se lo toma con humor británico y provoca malos entendidos en un pequeño restaurante Le Temps des cerises, en Rue de la Princesse.

Cuando un inglés podía describir con todo detalle su restaurante e incluso a ella misma, eso sí que era una señal. ¿Quién era el autor? “Robert Miller, un ingeniero que trabajaba para una firma de automoción inglesa y que vivía con su yorkshire terrier, Rocky, en un cottage en las proximidades de Londres.” Según podía leer en la contraportada del libro. Era imperiosamente necesario que ella, Aurélie, conociese a ese escritor inglés.

No era sólo Aurélie Brendin quien deseaba imperiosamente conocer al escritor inglés Robert Miller. La novela nos sitúa ahora en las oficinas de Editions Opale, la editora que se había apuntado el éxito de ventas. Su director, Monsieur Monsignac, se veía apremiado por los medios de comunicación que le pedían entrevistas con el autor de éxito. Presión que a su vez se trasladaba al agente de ventas en Editions Opale, Monsieur Chabanais.

Monsieur Chabanais a su vez ya había intentado de todas las maneras posibles evitar los contactos de los medios franceses con el autor inglés aludiendo al deseo del autor de permanecer incomunicado, aislado. Pero todo había resultado inútil. Así que Monsieur Chabanais intentaba desesperadamente contactar con su enlace en Londres, Adam Golberg, quien al parecer se encontraba de vacaciones y no respondía a las insistentes llamadas de Chabanais.

De las sucesivas llamadas entre ambos, Monsieur Chabanais, agente de Robert Miller en París y del enlace de Editions Opale en Londres, el lector se entera de que el tal Robert Miller no existe, de que el verdadero autor de la novela La sonrisa de las mujeres es Monsieur Chabanais y de que por lo tanto va a ser un poco difícil que Robert Miller se presente en París y asista a una serie de entrevistas con la prensa.

Por su parte Aurélie Brendin decide acudir personalmente a la editorial para manifestar su interés en conocer personalmente a Robert Miller. Para ello se entrevista con su agente Monsieur Chabanais quien termina enamorándose de Aurélie e intenta a la par solucionar el problema de la autoría de la novela, conquistar el corazón de la propietaria de Le Temps des cerises. A veces resulta muy difícil decir la verdad.