Carrascalejo

Primer viernes de mes a las 18,30 h. 

Carrascalejo (Palazuelos de Eresma / Segovia)

 

Marzo, 2024

El faro (O'Brien)

O'Brien, Michael D.

Ethan McQuarry es un joven farero en una pequeña isla del extremo de Nueva Escocia, en el Océano Atlántico. Sin familia, se ve a sí mismo como un vigilante silencioso, que cumple su deber año tras año, con un admirable sentido de la responsabilidad

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Imagen de JavierCanals

Michael D. O’Brien es un escritor canadiense con una trayectoria un tanto peculiar. Autodidacta, sin una formación académica clásica, pero con vastos conocimientos en numerosos campos. Empezó a escribir a los 46 años, después de varias décadas dedicado al arte gráfico. Se confesó ateo durante mucho tiempo, antes de convertirse al catolicismo. Sus libros reflejan este trasfondo, sin llegar al estilo apologético de un C.S. Lewis o a la genialidad de Tolkien. De todos modos, sus libros se leen con agrado y dan qué pensar.
En El faro, el autor nos presenta a Ethan McQuarry, un joven en la década de los 30 años que trabaja como guardián de un faro en una isla ficticia al norte de Nueva Escocia, Canadá. Tras una infancia compleja, Ethan comenzó a trabajar como ayudante del anterior farero, y asumió el puesto a la muerte de aquél. De carácter retraído, Ethan cumple con su trabajo de forma ejemplar y comienza a desarrollar dotes de escultor en madera. Su gran afición son los frailecillos, pequeños pájaros que anidan en la isla solitaria en donde se encuentra el faro. La novela narra sus sucesivos encuentros con personas que se acercan al faro, o incluso que recurren a su ayuda, y que lo llevan a replantearse su vida y a interpretar de un modo diferente sus recuerdos.
Excelente novela para aquellos que leen con gusto novelas con un regusto positivo, a diferencia de muchas de las novelas de éxito de nuestros días.

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Es la historia de un hombre bueno. Hay varios detalles a lo largo de esa historia en los que se advierte esa actitud generosa. Hace pensar en la ignorancia notoria sobre lo trascendente. Es una bondad natural, más difícil de encontrar en medio de la sociedad a veces agobiante, que empuja hacia el egoísmo de la supervivencia, porque son muchos los que pretenden sobrevivir. En esta historia es un hombre casi solitario, pero que descubre el valor del amor a otros. Es una historia muy lejana, desde varios puntos de vista, al mundo nuestro de multitudes de individuos que solo intentan vivir. El autor consigue introducirnos en un ambiente desconocido e inimaginable.

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Ethan McQuarry ha tenido una infancia muy desgraciada (hijo de madre soltera, que no se siente querido), pero, en vez de dejarse arrastrar hacia el odio y la desesperación, decide superar las adversidades y tratar de vivir honradamente, por lo que abandona la ciudad en la que vivía y pasa a trabajar como farero en un islote del Atlántico, muy al norte. En la historia de su vida que aquí se narra, hay sucesos muy variados, tendencia a la soledad, pero también relaciones de amistad y generosidad que dan un vuelco a la trama. Buenas descripciones de la vida del farero, de su trabajo, del entorno, de las relaciones con los lugareños, etc. Y un crescendo que va desde la soledad del protagonista y el peso del pasado hasta el heroísmo final y el descubrimiento del valor de la amistad y de Dios. Novela para un público amplio, de superación, que merece la pena leer, pues deja un poso muy positivo, a pesar de las dificultades a las que se enfrenta el protagonista. Varias figuras secundarias muy entrañables. Luis Ramoneda