Moderador: Gabriel Rodríguez Pazos
Universidad Villanueva. Costa Brava 6, Madrid.
Cuarto miércoles de mes, a la hora del almuerzo.
La libertad y ejemplaridad, el carácter experimental, la capacidad para hacer verosímil lo inverosímil, para despertar y mantener la atención del lector son algunos de los elementos que conforman el marco implícito de unión de las Novelas ejemplares. En ellas Cervantes sometió a renovación todas las formas narrativas existentes.
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En homenaje a Cervantes en
En homenaje a Cervantes en los 400 años de su muerte he vuelto a leer alguna de sus novelas ejemplares. Tres, para ser exactos: El licenciado vidriera, La gitanilla y Rinconete y Cortadillo. De la primera se puede decir que es ejemplar en cuanto el licenciado, en la medida en que está loco pone a cada uno en su sitio y arremete con unas profesiones y alaba a las otras, según el criterio que Cervantes tenía en el momento. Sin duda nos sirve para conocer un poco más de la sociedad de entonces, quien es quién y a qué se dedican. La gitanilla aun siendo la protagonista una persona honrada y buena, el ambiente no es que sea muy ejemplar, pues las costumbre de los gitanos que se manifiestan en el relato son totalmente inmorales. Además queda muy marcada la diferencia de clases. O sea que políticamente incorrecta para la sensibilidad de hoy. En Rinconete y Cortadillo nos habla el autor de una sociedad de ladrones en Sevilla, o sea, en principio, no hay por dónde cogerla, aunque al final los protagonistas sí hacen un comentario de la incoherencia de los aquellas gentes, que se dedican a robar y otras lindezas, pero luego rezan en todo momento para que todo vaya bien. En fin, de ejemplares poco, pero la delicia de la escritura y la gracia de los protagonistas es indiscutible. En todo caso parece que Cervantes, en contraste con la novela moderna que empieza a desarrollarse en Italia, totalmente inmoral, quiere hacer algo simpático y en un orden distinto.
Conjunto de doce novelas
Conjunto de doce novelas cortas, escritas por Cervantes probablemente entre 1590 y 1612, y que se publicaron con premura en 1613, en una colección impresa por Juan de la Cuesta, debido a la gran acogida y el éxito obtenido por la primera parte de El Quijote. Con esta obra, Cervantes se suma a un género iniciado en Italia y que tuvo una notable difusión en el siglo XVI (novela de “nuevo”, lo más novedoso); la aportación de nuestro autor, como se hace notar en el propio título, es que sus relatos serán “ejemplares”, provechosos, frente a los relatos extranjeros en los que abundan las situaciones obscenas y poco edificantes. Así, en la narrativa cervantina destacan la honestidad, la pureza, el esfuerzo, la voluntad y el gran valor de la libertad.
Tradicionalmente, se suelen agrupar en dos series: la de carácter idealista y la de carácter realista. Las novelas idealistas están más próximas al modelo italiano y se caracterizan por el tema amoroso y la presencia de personajes arquetípicos. La trama suele ser redundante en muchas de ellas y se corresponde a las denominadas “novelas de pérdida y restauración”, en las que los personajes aparecen bajo una personalidad encubierta y finalmente recuperan su nombre, su honra y su auténtica condición social, tras sufrir muchos pesares y penalidades. Entre ellas están “El amante liberal”, “La fuerza de la sangre” y “La española inglesa”, que en algunos aspectos recuerdan argumentos semejantes a las novelas de folletín, a la novela rosa y a las telenovelas actuales, en las que todas las clases sociales se ven reflejadas y, gracias a ellas, pueden vivir otras vidas.
Sin embargo, la producción más personal se encuentra en la serie realista donde Cervantes describe ambientes y personajes cercanos de su época, casi siempre con intención crítica. En este grupo están “Rinconete y Cortadillo”, “El licenciado Vidriera” y “El coloquio de los perros”. No obstante, la separación entre estos dos grupos no es tajante, ya que, por ejemplo, “La gitanilla” y “La ilustre fregona” participan de las características idealistas y realistas al mismo tiempo, con enredo amoroso y personalidad encubierta como ejes del relato. De cualquier modo, es siempre un placer volver a la lectura de los clásicos, porque como se afirma en el prólogo de la obra: “Esta verdad de la experiencia de la lectura es una verdad ejemplar que pertenece a los ojos del entendimiento y a la vida de cualquier lector”.