Moderador: Gabriel Rodríguez Pazos
Universidad Villanueva. Costa Brava 6, Madrid.
Cuarto miércoles de mes, a la hora del almuerzo.
Homer Macauley trabaja como mensajero para una compañía de telégrafos y se convierte en testigo de la vida cotidiana de los habitantes de Ithaca, una pequeña población del valle de San Joaquin, en California, que ve como muchos de sus soldados, en plena Segunda Guerra Mundial, no regresan del frente.
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El autor, narra de forma simpática la vida Hommer y todos los personajes que le rodean: su familia, los personajes del colegio, las personas con las que trabaja en la compañía de telégrafos. Él es el protagonista de una historia en la que tiene que mantener a su familia porque no tiene padre y su hermano Marcus está en el frente. Es un adolescente que, con el transcurso de los acontecimientos profundiza y se pregunta sobre las cuestiones existenciales de la vida: cómo dar sentido a las cosas que le suceden: un hermano pequeño al que quiere con locura y que todavía no entiende la muerte del padre, unos compañeros de trabajo que viven, en su propia existencia, situaciones de sufrimiento pero que se conmueven con este joven muchacho que sólo busca ayudar y colaborar con la construcción de un mundo más justo.
A lo largo del libro vemos cómo Hommer va madurando, dando cuerpo a sus sentimientos y pensamientos más profundos y a las cuestiones que, en tantas ocasiones, no tienen una respuesta que nos deje satisfechos.
Esta pequeña novela es entretenida, resalta valores humanos importantes (la honradez, solidaridad, cariño, etc.) y nos deja ver de qué manera la persona va construyendo el mundo con sus pequeñas aportaciones. Todos los protagonistas de este libro transmiten algún mensaje positivo y cargado de bondad y ternura. Además, la trama del libro es simpática, sencilla y profunda.
Nos cuenta esta novela una historia -aunque casi habría que decir que cuenta tres o cuatro historias- que transcurre en tiempo de guerra y con el transfondo de la guerra. Sin embargo el relato transmite paz. La bondad de Homer, que a sus 14 años tiene que echarse la familia a la espalda, porque su padre murió y su hermano mayor está movilizado, es proverbial. Y al mismo tiempo la indefensión y fragilidad que transmite nos hace sentir ternura hacia él. Su hermano Ulyses es un encantador chavalín de cuatro años que está descubriendo la vida, y en su natural ingenuidad, de pronto se encuentra con el miedo. Y Spangler, el jefe de la oficina de correos es una persona buena, de las que quedan pocas; de enseñar. Todo el relato respira el contraste entre la vida tranquila de una ciudad pequeña y olvidada, y la tensión apenas perceptible de la guerra. Del final me gustaría decir algo pero no quiero estropear la lectura a quienes tengan intención de hacerlo. Refrescante y agradable. Aconsejo su lectura.
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