Juan del Carmelo es un seglar que, a finales de la década de los años ochenta, se sintió llamado por el Señor. A partir de ese momento comenzó a efectuar durante breves periodos de tiempo, y más o menos cada trimestre, retiros en diversos monasterios de diversas órdenees religiosas, Benedictinos, Cistercienses, Trapenses, y Jerónimos, así como también, en los dos Desiertos carmelitanos que hay en España, haciéndose asiduo de uno de ellos, y vinculándose en lo afectivo a éste, lo que le permitió integrarse espiritualmente al Carmelo Teresiano. También en diversas ocasiones ha viajado a Tierra Santa, buscando en aquellas tierras la soledad y el silencio, y haciendo vida eremítica en dependencias de los P.P. Franciscanos, en el país cuyas piedras fueron halladas por nuestro Redentor.
Todo lo anterior le ha permitido leer un sinfín de libros de carácter espiritual, y copiar bastante material bibliográfico.