Justo Mullor fue ordenado obispo en 1979 por Juan Pablo II. Trabajó en la Secretaría de Estado vaticana durante los años del Concilio; fue nuncio apostólico en numerosos países, y Observador Permanente en el Consejo de Europa y Naciones Unidas; Presidente de la Escuela Diplomática de la Santa Sede y miembro de la Congregación de los Santos.