Desde el observatorio de su experiencia y de sus numerosos encargos diplomáticos, el autor contempla la evolución y repercusión del Concilio Vaticano II, gestado y realizado para el bien de la Iglesia y del mundo. Así lo han reafirmado Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Se trata de un libro cálido y cercano, que analiza la hermandad ecuménica entre los cristianos y su luminosa amistad con los judíos, y explica cómo la Iglesia, en la actualidad, no necesita más concilios ni contrarreformas, sino aplicar el Vaticano II a la vida de los cristianos en este tiempo de esperanza.