El camino de los Ingleses

El camino de los Ingleses, premio Nadal 2004, es una novela sobre el final de la adolescencia de un grupo de amigos: "La adolescencia –ha dicho en una reciente entrevista Antonio Soler (Málaga, 1956)– es una época de cambio, de transformación. Los protagonistas de mi novela son adolescentes tardíos, tienen 17 ó 18 años. Son gente que se encuentra ante un abismo, a veces sienten vértigo, a veces euforia por la aventura que van a emprender: la vida".
Pero la vida que aquí aparece está determinada, como en toda la narrativa de Soler, exclusivamente por los impulsos sexuales de los personajes. Estos adolescentes, que viven en una localidad marítima (apenas hay referentes espaciales), saben que el paso del tiempo les está haciendo mella y que van a emprender todos ellos un súbito cambio, quieran o no. Unos, porque tienen que abandonar su sitio para trasladarse a Madrid a continuar sus estudios; otros, por las consecuencias de una grave enfermedad; otros, por sucesos imprevistos o por mala suerte, o porque ya ha llegado el momento de tener que tomar alguna determinación. Durante el verano se aferran a sus hábitos de siempre, aunque van notando cómo se introducen en sus vidas unos impulsos que ya no son capaces de controlar. La novela no tiene un argumento muy definido. Los meses del verano pasan y las vidas de los personajes sufren una rápida transformación. La adolescencia ha terminado. Ya todo tiene otro sabor, sobre todo los fracasos.

Soler maneja un estilo brillante, que sabe atrapar ambientes y describir las sensaciones de los personajes. Sin embargo, a medida que avanza la novela, lo que se nos cuenta, con su pesada carga de realismo y de erotismo, se hace cada vez más inverosímil, pues la mirada de Antonio Soler siempre apunta, obsesivamente, en la misma y desquiciada dirección estética. Adolfo Torrecilla.

www.aceprensa.com

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2003 Destino
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Imagen de Azafrán

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>Reza en una de la
biografías de Antonio Soler: "autor que está más preocupado por mantener
el aliento y la tensión en su escritura que por las ventas". Con este
ánimo me he acercado a esta novela. Me he encontrado con un artesano de la
prosa. Trabaja sus párrafos, sus líneas, encadenando el anacoluto y el oximoron
con destreza. Consigue alcanzar la prosa poética en originales alegorías y el
ritmo con el que baraja las evocaciones de las vidas de sus personajes, a
partir de un color, o de un sonido le sirven como acelerador o retardador de la
acción. Domina el tiempo de la narración y sigue las huellas de Juan Rulfo en
su obra Pedro Páramo. Sí,
efectivamente sabe mantener la tensión en el relato.

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>Del contenido, o mejor
de los temas que trata merece especial atención "el desarraigo del
joven". Debería de haber aclarado primero que se trata de una novela de
"rito o de paso de la juventud a la madurez". Deja el regusto, en
cuanto a la temática, a El Señor de la
Moscas
o Ritos de Paso, ambas de
William Golding, por ejemplo. Y como ambas describe las situaciones escabrosas,
los crímenes incluso, a los que un joven puede llegar, cuando desde su infancia
vive en un ambiente sin otro valor determinante de su conducta que los lazos –a
veces demasiado imprecisos y fluctuantes- de la amistad. Una sociedad en la que
la familia está rota y los hijos deben sobrevivir económica y emocionalmente a
sus propias circunstancias y a sus fantasmas –los golpes que no aciertan a
encajar-.

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>Por esta novela pasan
las vidas de un grupo de jóvenes durante el verano previo a su entrada en la
universidad (al menos algunos irán a la universidad). El autor presenta al
lector, sobre todo, la vida de los que no irán a la universidad: Miguelito
Dávila, José Rubirosa, el Corbata, y Amadeo Nunni, el Babirusa serán las vidas
alrededor de las cuales se desenvolverá la acción.

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>Los dos primeros,
Miguelito y José, se disputarán el afecto de Luli Gigante, una joven hermosa
con aspiraciones a bailarina. José y Rafi Ayala matarán a golpes a Miguelito al
final de la novela, por celos. Un capítulo en el que la crueldad que Rafi Ayala
venía practicando desde su infancia con los gatos, se verá escenificada en un
ser humano.

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>William Golding también
describe escenarios semejantes en los que la perversidad de los jóvenes llega a
romper una o varias vidas, por sentimientos tan primitivos como un episodio de
celos o de orgullo –cuestión de honor-.

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>Pero el personaje que
mejor describe la problemática actual del joven que quiere convertirse en
adulto y no encuentra el equilibrio necesario para afrontar ese paso es sin
duda, Amadeo Nunni el Babirusa.

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>El Babirusa no tiene
padre, no lo ha conocido. Y la angustia de no saber quién era su padre le
llevará a buscar distintas alternativas: inventa una historia para explicar su
desamparo en la que su padre fue arrebatado por una nube y regresará con la
lluvia cualquier día; cree que pudiera ser cualquier vecino y persigue a sus
vecinos con el propósito de descubrir parecidos; le adjudica caras…

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>El Babirusa vive con una
hermana de su padre, al que no consigue recordar, y con su abuelo. Su madre, un
buen día, se casa con un negro en Londres y le invita a la boda. En ese viaje
descubre que la profesión de su madre es la exhibición y la prostitución y este
descubrimiento termina por reventar su inestable situación afectiva. El
Babirusa reacciona con exceso ante lo que para él pudiera significar una
insinuación contra su hombría. Reacción excesiva quiere decir que le clava un
sacacorchos en la cara –su intención era alcanzar un ojo- a un joven que se
dirigió a él con una frase desafortunada, castiga a su abuelo con un golpe de
kárate en el esternón porque es descuidado y no cubre sus genitales…

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>El Babirusa no sabe como
reaccionar. Ha crecido sin el control afectivo en sus manifestaciones que da la
vida en familia: el afecto de la madre y la autoridad del padre así como las
limitaciones que podrían imponer el reparto del espacio y de las atenciones de
los progenitores entre los hermanos. Ese crecimiento lento y profundo es lo que
le lleva a vivir perdido entre fantasmas y a no poder distinguir lo que es un
afecto de lo que es una conducta caprichosa y egoísta. Toda una reflexión para
una sociedad en la que prima el "cada uno hace con su cuerpo lo que
quiere" en la conducta de los padres y olvida la responsabilidad ante los
sentimientos de los hijos.

style='font-size:10.0pt;font-family:"Times New Roman"'>Lástima que describa en
exceso las situaciones escabrosas en los que estos jóvenes creen aprender lo
que es la sexualidad. No se conforma con señalar el lugar en el que se
encuentra el basurero; además se recrea en describir la podredumbre que en el
abunda. De haber obviado esos pasajes sería una obra de lectura obligada para
jóvenes.

 

Imagen de Porto

Al ir leyendo la novela me ha dado cuenta de que me iba poniendo cada vez más nervioso al ver que no me estaba sirviendo para nada y que además me estaba dejando un regusto amargo y desagradable. Es un relato bien escrito, muy bien escrito casi sería capaz de decir, pero no dice nada y lo que dice es poco interesante. Es tremenda la obsesión del autor por el sexo: llega a cansar tremendamente. No es posible que la juventud que haya conicido el autor sea así, que esos personajes sean tan reales como el quiere que sean. No se puede encontrar ningún tipo de argumento, porque yo creo que no lo tiene y tampoco la finalidad con la que está escrito el libro. A mi entender es una pena que esta novela sea la ganadora de un premio.