Los protagonistas de esta novela son George, un modesto abogado y Arthur Conan Doyle. La acción narra, alternativamente, la vida de ambos personajes, paralela durante años hasta que el caso de George, acusado de una serie de atrocidades cometidas en su ciudad, atrae la atención del creador de Sherlock Holmes. Problemas judiciales, amorosos, políticos y familiares forman una trama, en la que destaca la maestría alcanzada por Barnes.
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Historia novelada de la
Historia novelada de la relación entre Arthur Conan Doyle, el creador del inolvidable Sherlock Holmes, y George Edalji, un oscuro abogado de provincias que es acusado de haber terrorizado a diversas personas con cartas anónimas y de haber herido a caballos y burros en las granjas de los alrededores de su ciudad natal en torno al comienzo del siglo XX. George es hijo de un pastor anglicano de origen parsi y de una mujer escocesa. Tras una infancia difícil, debido a sus problemas de vista y su carácter retraído, consigue llegar a ser abogado en Birminghan. Arthur, médico y deportista, ha llegado ya a la fama con sus novelas cuando suceden los hechos delictivos. El proceso en que se condena a George a trabajos forzados refleja el funcionamiento de la investigación policial y la justicia en esa época. Cuando, tras varias peticiones de revisión, George es puesto en libertad condicional, sin que se revoque la sentencia, Arthur decide tomar cartas en el asunto, convencido de que el condenado es inocente.
La novela, escrita con la pericia del gran escritor que es Barnes, va narrando las vidas de ambos protagonistas, tanto por separado como en su relación, profundizando en el carácter de cada uno de los personajes, con sus luces y sus sombras. Aunque la novela es algo larga, se lee con gusto una vez que se ha captado el ritmo. Todo es muy británico, incluyendo la narración de la afición de Conan Doyle al espiritismo, que Barnes describe con una sutil genialidad. Otro libro recomendable de Barnes.
La obra más redonda de Barnes. Irónica y tierna y magníficamente escrita.
En Great Wyrley, un pequeño pueblo de la Inglaterra profunda, alguien deja mirlos muertos en los cubos de la leche, conejos desollados y sangrantes en el jardín de la vicaría, mutila y mata caballos y ganado, y escribe anónimos obscenos, impregnados a veces de una religiosidad delirante, en los que anuncia que tras la matanza de animales vendrá el sacrificio de veinte doncellas. Y los periódicos de todo el país descubren muy pronto un tema fascinante, las atrocidades de Great Wyrley.
Hay que encontrar un culpable -ya en 1903 el ruido mediático incita a veloces investigaciones y a no menos rápidas condenas-, y George, un oscuro abogado, hijo del párroco del pueblo, es el principal sospechoso. ¿Quizá porque a pesar de la dignidad que otorga el ministerio del padre, él y su familia son los diferentes, los otros, los negros del pueblo? El padre de George es parsi, una minoría hindú muy diferenciada, convertido al anglicanismo y casado con una escocesa. George es condenado, pero la campaña que hacen sus padres y su jefe, el dueño del bufete de abogados en el que trabajaba el joven, proclamando su inocencia y la inconsistencia de las pruebas, llega a oídos de Arthur, quien emprende su propia investigación sobre el caso. Arthur es, en verdad, Sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, el más célebre y elegante detective de todos los tiempos. Y es también el reverso del opaco, oscuro, solitario y solterón George Edalji, ese diferente al que le horroriza toda diferencia y sólo quiere ser absolutamente inglés, un fervoroso creyente en la Razón y en la Ley que le han condenado.