Ambientadas durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), las primeras novelas del detective Plinio, jefe de la Guardia Municipal de Tomelloso, contienen todos los elementos que convirtieron a este personaje en el pionero de la novela policíaca española de calidad.
Acompañado de su inseparable compañero don Lotario, Plinio se enfrenta en Los carros vacíos a un asesino múltiple que mata a sus víctimas de un brutal navajazo.
El Carnaval aborda un extraño asesinato bajo el que se oculta una trama donde se mezclan la ambición y la pasión amorosa, elemento común al resto de la serie.
En El charco de sangre, un crimen que comienza sin que aparezca el cuerpo del delito, la solución del caso se oculta alrededor del prostíbulo de Andrés el Ciego.
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Con su habitual maestría para construir tipos humanos cercanos y creíbles, Francisco García Pavón utiliza el género policíaco para dibujar un mundo rural dominado por los señoritos, en el que su detective sobrevive gracias al sentido común, la inteligencia y la intuición que, a través de sus pálpitos, le permiten desenredar las complejas marañas tras las que se camufla el criminal. Recuperar las novelas policíacas de García Pavón permite hacer justicia al hombre que reinventó y dio personalidad propia al género en España.