En el año 1954 se publicó en Alemania Letze Briefe auf Stalingrad (Las últimas cartas de Stalingrado), un libro que recogía los fragmentos de 39 cartas escritas y remitidas por militares alemanes en los últimos días de la batalla por la ciudad de Stalin, que costaría la derrota aplastante del VI Ejército alemán. Según el editor del libro, las autoridades nazis, por orden directa del Cuartel General del Führer, confiscaron las últimas siete sacas que pudieron ser transportadas desde el cerco; los contenidos fueron estudiados y censurados, y las cartas nunca llegaron a sus destinatarios. Años después, los documentos reaparecieron en los archivos militares de Potsdam, de donde fueron recuperados para su publicación.
Sin embargo, no eran las últimas cartas de Stalingrado; era algo diferente: eran las cartas que quizá habrían podido escribir los soldados encerrados en la bolsa de Stalingrado, pero que no lo hicieron. No era exactamente una falsificación, pero tampoco eran documentos auténticos.
Las últimas cartas de Stalingrado no son verdaderas, pero pudieron ser bien ciertas. Desde esta extraña condición, este libro nos acerca a una parte de la «verdad» de la batalla de Stalingrado, la que padecieron miles de soldados en el kessel antes de desaparecer en la derrota definitiva.
Comentarios
El último envío de correo personal que salió del cerco de Stalingrado nunca llegó a sus destinatarios, el partido lo confiscó para poder estudiarlos y evaluar el estado de ánimo de los combatientes. Después de la guerra se publicaron los fragmentos más impactantes de las cartas ya que, según el editor, éstas se habían hallado en unos archivos de Postdam. Pero no era cierto, lo que se publicó no eran los originales sino una recreación que había escrito un periodista que, eso sí, vivió él mismo el cerco. No se trata, pues, de sentimientos auténticos los que expresa el libro, puesto que no los escribieron las personas que representa que lo hicieron… ahora bien, la cuestión es si eran reales, puesto que nacieron de la pluma de alguien que vivió con esos hombres que sufrían, reflexionaban, maldecían o se resignaban… Interesante dilema que siendo cierto o no, el contenido de las cartas es realmente conmovedor.
«Las cartas…» son un documento excepcional que ayuda a comprender no sólo el drama de Stalingrado sino de la existencia misma. Como dice Antony Beevor en el prólogo, no eran documentos auténticos pero tampoco exactamente una falsificación, yo incluso diría más auténticos o falsos lo que son es una "verificación" de la Historia.