Diario de un estudiante

Toma como punto de partida su delicada intervención quirúrgica tras un infarto y el avanzado Alzheimer de su mujer, Marichún, para obligarse a tener una actitud positiva ante la vida, tanto en su vida actual, como en sus recuerdos. Sus primeros años en diversas localidades del norte de España y, muy especialmente, en Asturias.
Trata de reconstruir lo que era entonces la existencia cotidiana de un chico de clase media, desde los pequeños incidentes familiares a las inevitables travesuras, pasando por la temprana vocación hacia los libros. Hasta que llega la guerra y todo se convierte en calamidades: mueren la madre de un cáncer de estómago y su hermano mayor en el exilio francés.
No se detiene en una reflexión política propiamente dicha, aunque habla de su breve militancia falangista. Lo que hace es contar el final mirada ingenua y asombrada de un adolescente.