Esta novela, publicada en 1992, es una de las primeras en narrar el derrumbamiento de los regímenes comunistas del Este de Europa. En un país innominado –que parece coincidir con Bulgaria- ha caído en antiguo dictador comunista, Stoyo Petkanov. Durante treinta y tres años ha sido el aliado más fiel del estado soviético. Ahora, los antiguos comunistas –convertidos en socialistas- organizan un juicio para condenar a Petkanov y nombran fiscal a Peter Solinsky, otro antiguo comunista cuyo padre fue víctima de las purgas de Petkanov. Barnes se sirve de estas dos voces y las de un grupo de estudiantes que ven el juicio por televisión para trazar un cuadro contradictorio y ambiguo de esta época de la historia. El país se hunde por el hambre, el nuevo gobierno aparenta una legalidad que no puede arrogarse, el afán de venganza parece primar sobre la justicia. Solinsky se pone sus guantes de piel de puercoespín consciente de que la batalla judicial será dura: las pruebas han sido borradas, los informes destruidos. Apenas tiene unos pocos indicios para acusar a Petkanov de delitos menores, a pesar de la convicción general de que es corrupto, torturador y genocida.
Comentarios
Sigo leyendo con entusiasmo
Sigo leyendo con entusiasmo las obras de mi tridente particular de escritores británicos, Fitzgerald, Barnes y McEwan. Julian Barnes escribió esta obra en 1992, es decir, poco después del desmorone del llamado bloque soviético. Las referencias a otros países y dirigentes permite identificar el país no nombrado con Bulgaria. Después de la conversión del país, de comunista a socialista, comienza un juicio contra el anterior Segundo Líder y timonel de la nación Stoyo Petkanov. Se nombra fiscal, por rechazo de otros candidatos, a un abogado, antiguo comunista e hijo de un camarada de Petkanov, que fue separado del poder en una de las purgas del Presidente.
Las conversaciones entre ambos, tanto en privado como en la corte, llenan la mayoría de las páginas de esta breve novela. Se completan con los comentarios de un grupo de enemigos del antiguo régimen, que siguen el juicio por televisión, y por unos pocos personajes secundarios.
Barnes expone con su estilo típico las contradicciones del antiguo régimen, del nuevo y de la transición, y describe las dificultades que hubiera tenido, en caso de celebrarse, un juicio contra alguno de los dirigentes, como Honecker o Ceacescu. Excelente novela, sin desperdicio del comienzo al final.
Obra maestra de la sátira política, aterradora a veces y absorbente siempre. Obra corta, interesante y profunda por lo que se aconseja la lectura detenida y pausada.
Es una apelación a la Historia para demostración de los desmanes e injusticias que con frecuencia se producen