Inteligencia emocional

Goleman realiza un exhaustivo análisis de lo que denomina las competencias emocionales. Define a la inteligencia emocional como la capacidad potencial para aprender las habilidades prácticas basadas en uno de los siguientes elementos compositivos: la conciencia de uno mismo, la motivación, el autocontrol, la empatía y la capacidad de relación.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1996 Kairos
493

27ª Edición

2007 Kairos
514
9788472453715

Edición 65. Incluye texto, notas y apéndices.

Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.333332
Average: 3.3 (3 votes)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

3 valoraciones

Género: 

Comentarios

Imagen de enc

Nos encontramos ante un tratado sistemático (y algo repetitivo) sobre las emociones, sentimientos e impulsos en el ser humano. El autor empieza preguntándose porqué los psicólogos y educadores dan tanta importancia al coeficiente intelectual y tan poca al coeficiente o equilibrio emocional de las personas; las emociones están ahí y pueden determinar el éxito o el fracaso del sujeto con independencia de su intelecto.

Golemán repasa la importancia de comprender y utilizar las emociones, propias y ajenas, en la relación matrimonial y sus crisis, en el mundo de la empresa y el trabajo en equipo, en le ejercicio de la medicina y en la educación de los hijos. Para él son síntomas del fracaso emocional el creciente número de divorcios, de la violencia en el hogar, en la escuela o en la calle o el incremento de la depresión como enfermedad psíquica.

La afectividad, con todo lo que ésta supone de autoestima y autocontrol, se recibe en el ámbito familiar, en los primeros años de vida del niño o niña; cuando estos se incorporen a la escuela habrán de enfrentrase con sus primeros desafíos: la aceptación de una disciplina, el trabajo en equipo, la aceptación por parte del grupo y finalmente las calificaciones escolares. Si el niño no tiene la suficiente seguridad emocional cualquiera de estos factores puede hacerle entrar en crisis y reaccionar de forma que vaya desde la hostilidad al aislamiento, desde la rebeldía a la pérdida de confianza en si mismo y por último el fracaso escolar.

Goleman dedica una gran atención a los programas SEL (Aprendizaje social y emocional) que desarrollan algunas escuelas en los EE.UU.; para el autor la comprensión de las emociones propias y ajenas y el autocontrol pueden reducir la violencia dentro y fuera de las aulas, facilitar la convivencia a todos los niveles y evitar el fracaso en un tanto por ciento elevado de los casos.

Además de la violencia Goleman señala como consecuencias del descontrol emocional el recurso al alcohol y las drogas como medios para aliviar la ansiedad, la promiscuidad sexual como manifestación de una autoestima baja y la búsqueda de afecto y la dependencia del grupo a fin de sentirse aceptado y obtener seguridad. Como se ha indicado más arriba el autor reitera las mismas cosas desde distintos puntos de vista, lo cual no está mal en una obra didáctica.