La última novela inédita de J.R.R. Tolkien. Con ilustraciones de Alan Lee. Los hijos de Húrin es uno de los grandes relatos que fundamentan la historia de la Tierra Media y se sitúa en la Primera Edad, cuando elfos, hombres y enanos llevaban unos pocos siglos sobre la tierra. Junto con las historia de Beren y Lúthien, es la historia más mencionada en El Señor de los Anillos y en El Silmarillion como referente del heroísmo y la tragedia en la lucha contra el Mal.
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Probablemente será algo así como una herejía para los seguidores de Tolkien, pero ha sido el libro que más me ha gustado de los cinco que he leído de este autor. No es largo, ni se hace, y sigues los acontecimientos con interés. Si además te ayuda a entender la literatura mítica y épica de otras épocas... una gran obra.
Para leer este libro primero hay que tener en cuenta que es una edición de el hijos de Tolkien, es decir, no lo escribió él tal y como está publicado; son retazos de cuentos que tenía el autor empezados, algunos inconclusos, y que Christopher se ha encargado de terminar según la idea inicial de su padre; por eso pierde mucho de la fuerza narrativa que nos podemos encontrar en El Señor de los Anillos. En algunos capítulos y en algunos párrafos se nota que la historia está narrada de modo muy artificial, y quizá sea porque no está narrada por Tolkien padre.
La edición es un lujo, ya que las láminas que contiene son originales del propio Alan Lee, y el mapa de Beleriand está dibujado por Christopher Tolkien a partir de los dibujos de su padre de la Tierra Media. Además, incluye un glosario de presonajes, para los menos expertos en las historias de Tolkien. Y una introducción y varios apéndices del propio Tolkien hijo que esplica la trayectoria del texto hasta su definitiva redacción.
Narra la historia de Túrin, hijo de Húrin, una historia mencionada por Elrond en El Señor de los Anillos, una historia importante por sus consecuencias para la Tierra Media y las historia que deberán vivir más adelante Bilbo y Frodo. Quien opine que la historia acaba mal, es porque se olvida de que la historia sólo acaba cuando Frodo destruye el Anillo, no antes.
Es una tragedia con el aliento de las antiguas tragedias griegas. Gustará a los incondicionales de Tolkien, pero también a quienes no lo conocen todavía. Efectivamente, como ya han indicdo otros, no se trata de literatura infantil ni juvenil.
Tiempos de la Primera Edad, mucho antes de lo que se cuenta en "El Hobbit" y "El Señor de los Anillos", un mundo sin hobbits en el que conviven elfos y hombres que luchan contra los orcos de Morgoth. En la terrible Batalla de las Lágrimas Innumerables, después de derrotar a los ejércitos de los hombres y de los elfos, Morgoth captura como prisionero a Húrin, uno de los jefes de los hombres, y lo deja con vida. A partir de aquí, el protagonismo lo tendrá Túrin, el hijo de Húrin, un niño de doce años al que su madre mandará con los elfos de Doriath, donde crece protegido y se convierte en un temible guerrero.
Esta historia, que había sido ya publicada en versiones más breves, aparece ahora en una reconstrucción preparada por el hijo de Tolkien a partir de los borradores más extensos y de los pasajes esbozados que había dejado su padre. En los apéndices se cuenta todo el proceso y se resalta que, según la mente de Tolkien, ésta era una de las tres grandes historias de los Días Antiguos. La edición es magnífica, también por las poderosas y sugerentes ilustraciones de Alan Lee, pero, en mi opinión, mejor sería que no hubiera explicaciones previas y dejar a la historia sostenerse por sí sola, que lo hace muy bien.
Sea cuales sean las intervenciones de Christopher Tolkien en los textos originales, además de algunas conexiones entre sus tramos, lo cierto es que la novela tiene la potencia y la magia narrativa propias de Tolkien. Luego, Túrin es un protagonista de los que llenan todo el escenario, y cuyas acciones, valerosas y altaneras a la vez, van configurando su futuro de modo fatal. Le rodean una gran variedad de personajes y seres inolvidables, como el elfo Beleg Arcofirme, o el sarcástico Enano Mezquino Mîm, o el dragón hechicero Glaurung, entre otros. Son muchos y ricos los matices en las conversaciones y en los comentarios al paso que formula un sabio narrador, que cuenta los hechos con voz solemne y acentos de crónica, que hace descripciones precisas, sobrias y poéticas al mismo tiempo, sin énfasis ni adjetivos superfluos.
En cuanto a los contenidos conviene advertir que se trata de un relato profundamente trágico y violento con resonancias míticas y en el que no hay cabida para el humor.
Un gran relato, con una gran fuerza narrativa. Sin embargo no lo aconsejo para los más jóvenes por el desaliento y desánimo que se va introduciendo en el lector a lo largo de toda la historia. Espeeras que todo cambie pero la tragedia se va desplegando a lo largo de toda la novela y no hace otra cosa que ir "in crescendo" y el Mal acaba venciendo al bien. Triunfa la maldición y deja en el lector un regusto amargo.