Lola MacHor, jueza del Tribunal Superior de Navarra, prepara su traslado a la Audiencia Nacional cuando su último caso, la violación de una adolescente a manos de un peligroso narcotraficante, resurge con toda su crudeza. De forma paralela, un alto dirigente del Banco Mundial la involucra en una intrincada trama de corrupción internacional, cuyos entresijos se extienden desde Caracas a Madrid, y que ya ha provocado tres víctimas: dos asesinatos y un suicidio. Con la colaboración de Juan Iturri, inspector de la Interpol y viejo amigo, y la enigmática presencia del FBI siguiendo sus pasos, empieza la búsqueda de los responsables.
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La jueza Lola MacHor acaba de renunciar a su puesto de Presidente del Tribunal Superior de Navarra. En pocos días trabajará en Madrid, en el Tribunal de lo Penal de la Audiencia Nacional. El cambio supone, para ella, comenzar de nuevo. Abandona la cúpula en Navarra para incorporarse a la parte baja de un nuevo escalafón. Pero lo hace, fundamentalmente, por acompañar a Jaime, su marido, quien ha sido nombrado miembro del CSIC por sus investigaciones en el campo farmacológico contra el SIDA.
La vida en Madrid se presenta como un nuevo reto profesional y familiar: mayores posibilidades para sus 9 hijos, mayores ingresos, pero también, todas las dificultades que conlleva el vivir en una ciudad más grande.
La jueza MacHor está prácticamente ocupada en recoger su despacho en Pamplona, cuando Telmo Bravo, abuelo de María Bravo, se presenta en el despacho y arroja sobre su mesa el cuerpo sin vida de un feto de 28 semanas atravesado con cinco puñaladas. La jueza se resiste a inmiscuirse en el caso que ya corresponde a otro compañero. Finalmente, puede más su sentido de profesionalidad y su humanidad y se implica en la investigación hasta sufrir serias amenazas de venganza del traficante de drogas más poderoso de los que operan en Navarra.
Lorenzo Moss, Secretario de Economía y Hacienda, un tipo bajito y locuaz, había convencido a la jueza para que participase en un meeting del Banco Mundial, en Singapur. Ella debería de pronunciar una conferencia en el que presentase a los congresistas razones legales en la lucha contra la corrupción y sus consecuencias.
El congreso reuniría a políticos y figuras internacionales representativas del Banco Mundial y de otros organismos. Por ejemplo, David Herrera-Smith, director de la nueva Oficina de Integridad Institucional del Banco Mundial que acababa de abrir sus puertas en Madrid.
David Herra-Smith, norteamericano, abogado de profesión con un itinerario profesional impecable, sufre en Singapur extorsión y pide a la jueza MacHor que adelante su viaje dos días con la esperanza de que ella, experta en la lucha contra la extorsión y la corrupción pudiera ayudarle.
Al mismo tiempo, en Venezuela habían tenido lugar dos asesinatos. Uno de las víctimas casualmente era un enviado del Banco Mundial, Jorge Parada. Su misión había de consistir en la investigación de una denuncia anónima de un caso de posible corrupción en la ejecución de una carretera en la región de Canaima, al sur de Venezuela. El "anónimo" denunciante también fue asesinado.
El expediente de esa obra pública, el expediente Canaima que da título a la novela, por equivocación viajó con David Herrera-Smith a Singapur. El pensó que llevaba la copia y que el original quedaba en Madrid. Esa era la causa de la extorsión que sufría.
David Herrera-Smith tomó dos decisiones: una fue el quitarse la vida, la otra, entregar a la jueza el expediente. Los extorsionadores sospechan que la jueza es la depositaria del expediente y viajan a Madrid para hacerse con el expediente. Así es como la jueza MacHor se ve presionada y amenazada y recurre al buen hacer de su amigo Juan Iturre, inspector de la INTERPOL.
Una novela muy bien escrita, en la que todo contribuye a mantener la atención del lector. La escritora, valiente, no se detiene ante ningún tipo de crimen. Tiene la sensibilidad necesaria para hacer pasar por delante de los ojos del lector las luchas personales de los personajes, muy humanos y creíbles, sus aciertos y sus defectos sin morbosidad.
Esta nueva obra de Reyes Calderón presenta un nuevo caso policial con ramificaciones fuera de España.
La autora consigue captar la atención del lector desde el primer momento, y la mantiene a lo largo de toda la obra. Con los personajes principales de su anterior novela (los crímenes del número primo), urde una trama consistente donde combina intriga, emoción, sentimientos, pasión y algo de morbo.
Con esta nueva obra se aprecia que la autora va ganando en profundidad y madurez en este género de novela, que podríamos catalogarla como de evasión.