Un taxi se sale inexplicablemente de la calzada y se estrella en la carretera que lleva al aeropuerto de Viena. Como consecuencia del choque, los dos pasajeros, un hombre maduro y una mujer joven, ambos de nacionalidad albanesa, resultan muertos. Las investigaciones policiales no consiguen aclarar qué fue lo que despistó al taxista al mirar por el retrovisor como para perder el control del vehículo. El asunto queda archivado como un mero accidente, aunque con el calificativo de extraño. Meses más tarde, los servicios de inteligencia serbios y albaneses primero, y un investigador anónimo después, reclaman el expediente e inician sus propias pesquisas. El fallecido, Besfort Y., era un experto para asuntos balcánicos del Consejo de Europa que había seguido de cerca el proceso de descomposición de Yugoslavia, especialmente la guerra de Kosovo. La mujer que lo acompañaba, Rovena, se había entrevistado con él en distintos hoteles de toda Europa, por lo que podría estar implicada en las nunca desveladas actividades de Besfort.
Comentarios
Esta reseña es corta pues la obra no merece más. Kadaré se aparta de su linea y el resultado ha sido desastroso, horroroso. Una obra de dos protagonistas con relaciones afectivo- sexuales tormentosas casi, o sin casi, patológicas, con pasajes de sexo explícito y reiterado hasta la saciedad que, como todos los de este tipo, no vienen a cuento. Personajes amorales, pervertidos, que el autor parece recrearse en enlodazarlos y lo que consigue es tirar por la borda la buena fama de escritor que hasta ahora tenía. En lo sucesivo , antes de leer una obra de este autor, habrá que pensarselo más de dos veces y, sobre todo, leer previamente reseñas para no malgastar en tiempo lamentablemente. Una pena de obra. Porque además es pesada, sin trama, sin tensión, sin ritmo. Una pena, un dolor.
El argumento del libro ya queda reseñado en la sinopsis. Me limitaré a hacer un comentario sobre el fondo, sobre lo que Kadaré ofrece, que es degradante.
Las investigaciones que sobre el accidente llevan a cabo los servicios de inteligencia serbios y albaneses se centran en las posibles connotaciones políticas, por si hubiera indicios de asesinato.
Es el investigador anónimo el que entra en profundidad en el estudio del “accidente”, del que dicho sea de paso apenas si hay pruebas físicas de ningún tipo, y lo hace sobre el estudio de las relaciones íntimas de los dos personajes: Besfort Y., un hombre maduro, y Rovena, una chica joven. El trabajo de investigación, que ocupa más de los dos tercios de la obra es corrosivo e inmoral; va presentando las relaciones sexuales de la pareja, sus desavenencias continuas, posteriores uniones, reproches, etc., sin nada positivo que reseñar.
Moralmente el libro es un desastre, carece de algo positivo por donde agarrar las relaciones íntimas de los personajes: sus quejas son continuas, las infidelidades también, los arreglos efímeros y todo sobre un planteamiento y una base sexual; hasta el punto de que cuando Rovena reprocha a su amante que la ha destruido, le dice que ha destrozado su sexualidad.
La obra es la historia de unas relaciones sexuales al margen de toda moral, degradante, en la que los protagonistas son incapaces ser felices ni en una mínima proporción.