Esta es la historia de una chica y un muchacho. En esa amistad, hay una playa en otoño, un equipo de fútbol, clases y amigos, dos familias, un gusto por la vida, un cáncer, una libreta roja, un secuestro y un buen final. Los protanoistas se ven unidos y enriquecidos por los lazos de la amistad, del amor y del dolor compartido.
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Para los profesionales de la pedagogía, el “input”, el escalón más próximo y más adecuado a las condiciones personales del que “aprende” es fundamental. Así se diseñan las tareas de una manera progresiva con la lentitud adecuada a la edad del alumno. Pues en el terreno de los afectos, deberíamos recordar que también se requiere un aprendizaje necesariamente pausado y adecuado a las etapas del niño o del joven. Si es que queremos que llegue a la madurez afectiva sin saltos, lagunas, traumas…
En ese terreno es en el que se mueve José Ramón Ayllón. Propone, en Otoño azul, un diálogo con el joven lector que intenta comprender lo que le pasa “por dentro” y sobrevivir a las circunstancias que le rodean “por fuera”.
José Ramón Ayllón juega con ventaja. Ha sido profesor durante varios años y conoce a los jóvenes. Sabe que lo pasan mal, que se rebotan, pero también, que tienen ganas de superar su adolescencia cuanto antes.
Otoño azul es la cuarta obra de una saga cuyos protagonistas son adolescentes. El primer libro, Vigo es Vivaldi, apareció en el 2000 y fue un éxito de ventas entre los jóvenes. Es un diario de un chico de instituto, Borja, desde el primer día de clase hasta las vacaciones de Navidades. Borja se fija en una chica nueva, Paula. Y el autor es capaz de acompañar a los jóvenes lectores por el intrincado mundo de los afectos que despiertan. El buen sabor de boca está asegurado. Además, José Ramón es un escritor con una gran querencia hacia la lectura y, por lo tanto, el joven lee una historia entreverada de multitud de referencias literarias y filosóficas de las cuales quizás no sea consciente, pero que sin duda, dejarán su poso.
El segundo libro, Diario de Paula, no se hizo esperar: vio la luz en 2003. Paula cuenta la misma historia desde el punto de vista de la chica. Nuevo acierto con éxito de ventas.
El tercer libro, Palabras en la arena, lleva al joven lector a ahondar más en el personaje de Borja. Narra la vida de Borja el verano anterior al comienzo del curso con el que empezaba Vigo es Vivaldi. Así el joven lector puede comprender mejor la personalidad de Borja porque conoce su relación con los miembros de su familia durante el verano y con sus amigos en su tiempo libre.
No quiero desvelar nada de la trama, así que no voy más allá.
El cuarto libro, Otoño azul, nos presenta a Paula, después de aquel curso en Vigo, después de haber conocido a Borja. Ahora Paula ha vuelto a su lugar de residencia habitual, Cataluña. Añora a Borja como lo añoran los lectores de los libros anteriores. Pero conoce a Nacho.
Estudian en centros distintos, pertenecen a mundos distintos. Y de nuevo José Ramón Ayllón encuentra la manera de introducir al joven lector en el vericueto del lío afectivo, mientras la muestra el final del camino con decisión y seguridad.
Sin duda, este acompañar al lector en esa etapa de conflictividad afectiva es lo más importante de la obra. Más incluso que la propia trama. Aunque no debemos olvidar el trasfondo cultural de la historia que somete al lector, al joven lector, a una reflexión histórica, filosófica y literaria.
En las 154 páginas de Otoño azul, el joven lector se tropezará con referencias literarias y cinematográficas como Truman Capote y la obra Matar un ruiseñor de su amiga Harper Lee, llevada al cine y protagonizada por Gregory Peck; La comedia humana, de William Saroyan; Diario íntimo, de Etty Hillesum y la película La rosa Banca –ambas ofrecen la tragedia de la segunda guerra mundial desde dos perspectivas opuestas y complementarias: la vida de una joven en un campo de concentración y el intento, que les costó la vida, de unos jóvenes alemanes que se rebelaron contra el dictador-; Viktor Frankl y su El mundo gira enamorado muestran la opción de este psiquiatra judío de ayuda a sus compañeros para superar la monstruosidad del campo de concentración; Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy, utilizada por el autor para dialogar con el joven lector sobre los miedos a la soledad y la firme resolución del protagonista, Gabril Oak, –“Una cosa haré en esta vida. Y será amarla a usted Bethsabé, y anhelar por usted, y esperarla hasta la muerte…”; Un árbol crece en Brooklyn, de Betty Smith, y Ébano del periodista polaco Kapuscinsky o las películas, Deliciosa marta y Desayuno con diamantes aparecen como pinceladas, como llamadas de atención al joven lector sobre hitos culturales que no debieran pasarle desapercibidos. En fin, la enumeración de todas las referencias culturales, filosóficas, artísticas o literarias sería demasiado larga.