Una voz decisiva en la literatura actual, premiado reiteradas veces por novelas como Desgracia (1999), y que esta vez rememora con valentía y pulso singular su infancia en una pequeña localidad de Ciudad del Cabo. Relato de una ciudad azotada por los mismos vaivenes, desde lo idílico a lo brutal, de su continente sudafricano.
Infancia novelada de J.M. Coetzze. Escritor sudafricano, Premio Nobel de Literatura en 2003.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2010 | Random House Mondadori |
191 |
9788497930710 |
Colección DeBolsillo. |
Comentarios
La reseña anterior es muy completa, no añadiría nada más. Pero no puedo dejar en el tintero mi última sensación. ¡Qué pesimista es este autor! Logicamente será porque su vida ha sido triste y él no ha sabido sacar cosas positivas que transmitirnos de su entorno. De cualquie manera leeré la segunda parte de su trilogía autobiográfica, "Juventud".
Dicen que la patria del hombre es su infancia, pero también puede ser su infierno particular. Es el caso de J.M. Coetzee, que nos narra su infancia atormentada en una tierra dividida: Sudáfrica. El niño vive las divisiones sin ser capaz de integrarlas. División entre ingleses y africáners, blancos y negros, protestantes y católicos, medio urbano y medio rural. Sus padres han pasado de la granja al medio urbano, de la agricultura a la Universidad, del africaan al inglés y los cambios culturales no siempre son fáciles. El niño siente que en la granja están sus raíces y que en africaan puede expresarse con libertad, pero aborrece todo lo que esa cultura lleva consigo. Ha comprobado que para ser inglés hace falta algo más que hablar la lengua, hay pequeños gestos, pequeñas convenciones entre ellos que él nunca dominará. Su padre no sabe desempeñarse como abogado. J. M. es inteligente y sensible, pero también puede ser cruel. Ha adivinado que a su alrededor se impone la fuerza y desprecia a sus padres por no serlo. Trata despóticamente a su madre que le adora. La reprocha no saber imponerse: "Si mi madre fuera normal yo sería un hijo normal" –piensa. El libro se lee bien, su prosa es limpia y sin adornos, pero es difícil sacar nada positivo de su lectura salvo ser consciente de los riesgos que en ocasiones comporta la infancia. Riesgo de las relaciones familiares sin amor. Riesgos en el cambio cultural y en una sociedad dividida. Riesgo de aceptar la fuerza, la posición social o económica como criterios admisibles. Riesgo por falta de sinceridad. El niño está lleno de secretos que pesan sobre su ánimo. Durante un tiempo teme ser homosexual cuando en realidad sólo tiene envidia de sus compañeros más libres que él. Sus secretos no lo son más que en su imaginación: los demás le ven como es. Riesgo, por último, del orgullo. El aislamiento le lleva a colocar el yo en primer lugar y la consecuencia de ello es el sufrimiento del que hace participe al lector.