En "Exodo" encontramos una novela, pero también la historia del pueblo judío hasta la fundación del moderno Estado de Israel. El relato comienza en 1946, en los campos de refugiados de la isla de Chipre. Allí los ingleses retienen a los supervivientes del genocidio judío en Europa que desean trasladarse a Palestina. En Chipre conoceremos a los protagonistas de la obra; entre otros a Ari Ben Canaan y David Ben Ami, miembros del Ejército Secreto de Israel. La misión de Ari y David es trasladar a Palestina a trescientos huérfanos en un viejo remolcador rebautizado como "Exodo".
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Después de la Segunda Guerra
Después de la Segunda Guerra Mundial algunos judíos promovieron obras literarias y filmes para perpetuar la memoria del sufrimiento del pueblo de Israel en todas las épocas, pero especialmente bajo el nazismo. De este siniestro acontecimiento los judíos extrajeron las siguientes conclusiones: El antisemitismo siempre renace de sus cenizas, aún en países que aparentan ser ilustrados. No se pueden olvidar los sufrimientos del pueblo hebreo desde la esclavitud de Egipto hasta Auschwitz. Cualquier judío, en cualquier parte del mundo, debe tener la opción de incorporarse al Hogar Nacional Judío. "Exodo" fue una de las primeras novelas que se publicaron para recordar aquellos sufrimientos y exaltar la gesta de la fundación y defensa del Estado de Israel. La opción del nuevo Estado por la agricultura permitió cultivar alimentos en lo que antes era un desierto, enraizó a sus habitantes en el territorio y les disciplinó para construir y defender lo construido; por último ayudó a los judíos a superar las tendencias individualistas y la solución engañosa de la diáspora. Los "malos" de la novela son los ingleses, a los que el autor acusa de incumplir sus promesas y ejercer un Protectorado sobre Palestina incapaz de proteger a todos sus habitantes. La responsabilidad recae después sobre los dirigentes de las naciones árabes, capaces de fanatizar a las masas pero no de elevar su nivel de vida o instrucción. El autor sugiere que el recurso al fanatismo no deja de ser una opción interesada para no realizar cambios políticos en sus propios países. Leon Uris critica la situación de los campos de refugiados palestinos en Líbano y Jordania. Con tierras vacantes en los países islámicos y los dólares del petróleo, los refugiados podían haber sido reasentados –como lo fueron los propios judíos- y habrían visto mejorar su nivel de vida; no obstante se optó por dejar abierta esa herida como un reproche permanente a Israel y una reserva de combatientes resentidos y fanáticos. Hay pueblos que sistemáticamente eligen mal a sus aliados. Durante la Segunda Guerra Mundial los palestinos se habían posicionado al lado de los alemanes y en la Segunda Guerra del Golfo, cuando Sadam Hussein invadió Kuwait, los palestinos se postularon a favor de Irak y perdieron la posición privilegiada que ocupaban en el rico emirato.