Desde la caída del régimen nazi que tanto luchó por defender, repite una y otra vez la misma frase: «El crimen del soldado es la derrota.» Su hija, en cambio, cree que hay crímenes injustifi cables, como los de su padre. En Ischia, donde su padre la lleva cada año de vacaciones de verano, un muchacho sordomudo le enseña a flotar sobre el agua. Durante toda su vida, éste es el único signo de ligereza que conocerá. Ser hija de un criminal de guerra es vivir atrapada bajo el peso de una roca.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2013 | Seix Barral |
112 |
978-84-322-1479-0 |
Traducción de Carlos Gumpert Melgosa |
Comentarios
Relato breve, bien articulado y coherente. Presenta una historia en parte y contra parte, que se ensamblan al final de manera abrupta: las dos caras del holocausto judío, víctimas y verdugos, concretados en dos de sus protagonistas.
La redacción presenta unas referencias sexuales, pequeñas, que no vienen a cuento, y que reconoce el autor al excusarse por esas digresiones del tema. Por lo demás, la obra se lee bien, y da qué pensar.