Villancicos

Estudio preliminar y repertorio de las canciones de Navidad denominadas villancicos, con sus textos y partituras. Incluye villancicos en latín, catalán, valenciano y balear, gallego y euskera. También en inglés, francés y alemán.

Ediciones

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1997 Ediciones Palabra, S.A.
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En su origen el vocablo "villancico" no hace referencia a música religiosa sino a la música popular propia de las villas y los villanos. Covarrubias, en 1611, define las "villanescas" como "canciones que cantan los villanos cuando están en solaz", y añade: "Cantarcillos alegres". Concluye afirmando que "este mismo origen tienen los villancicos tan celebrados en las fiestas de Navidad". He aquí las tres características del villancico: a) Origen popular. b) Alegre. c) Celebra el nacimiento de Jesús en Belén. Después de la Sagrada Familia, en el acontecimiento de Belén el pueblo es el protagonista. Los pastores son los primeros en acudir, es cierto ("Las campañillas", pág.152), pero también acudirán los leñadores, las lavanderas y hasta un jovencito tocando un tambor ("El tamborilero", pag.170). Junto a la mula y el buey se hacen presentes los corderos, los mismos peces del río y hasta una borriquita cargada de chocolate ("Rin, Rin", pág.161). Los Reyes vendrán, pero más tarde. Ahora van todavía por el arenal (pág. 148). Al Portal acuden también los gitanillos, y las comadres avisan a María para que no le roben los pañalitos al Niño (pág.161). Pero también hay gitanos recios, del Romancero, que piropean al Niño, a sus padres y de paso a sí mismos. Lo canta Pepa Flores en el villancico titulado "El churumbel": "Los gitanos son de bronce/ y los payos de hojalata/ y este Niño que ha nacido/ vale más que el oro y plata./ San José es de mazapán/ y la Virgen de canela/ y este Niño es un bizcocho/ hecho de azúcar morena". Una prueba del carácter popular del villancico es la constante referencia a la comida y bebida, así como los instrumentos musicales que se citan: Panderetas, zambombas y castañuelas. Como toda regla admite sus excepciones hay villancicos que están impregnados de melancolía: "Madre en la puerta hay un niño" (pág.128); "No lloréis mis ojos" (pág. 142). Otros no hacen referencia al suceso del Portal, sino a otros momentos en la vida de la Sagrada Familia como las bodas de María y José (pág.154); la angustiosa búsqueda de alojamiento con María casi a término, en "Las Posadas", o la huida de Herodes en el "Romance de la huida a Egipto". Los valores religiosos de los villancicos son los mismos que podemos encontrar en Nuevo Testamento: Fe, amor sencillo y adoración; diligencia para acercarse al Portal y generosidad para obsequiar al Niño y a sus padres con aquello que los pastores tienen a mano: "Voy a llevar al Portal/ requesón, manteca y vino" (pág.99). Echamos en falta en este repertorio algunos magníficos villancicos hispanoamericanos como "las Posadas" mejicanas, el Cholito peruano, o el entrañable villancico criollo, que recuerda el viaje de José y María y termina así: "A la huella, a la huella/ José y María/ con un Dios escondido/ nadie sabía".