Treinta y siete cartas dirigidas a diversos artistas y pensadores ya fallecidos, en las que el autor les plantea diveras cuestiones sobre las que espera hablar con ellos en el Paraíso. Libro muy sugerente que en palabras del autor es "un himno a la misericordia de Dios".
Este libro pretende ser un epistolario con personajes que han aportado al autor una luz para la comprensión del mundo y su belleza. Las cartas que lo forman no nacen de un plan definido, sino de impulsos repentinos o por maduración de pensamientos fermentados en la mente durante años. Sin embargo, el epistolario acaba siendo una alabanza a la misericordia de Dios, Padre del mundo, de su belleza y de todos los que han sabido o intentado transmitirla. Está inspirado, subconscientemente, en los diálogos de ultratumba de Dante Alighieri en su «Divina Comedia» o en las tertulias de egregios que mantenía Maquiavelo en su destierro de Florencia con personajes de la historia. También Quevedo ha dejado su huella en el título.
Comentarios
Alfaro además de ser una
Alfaro además de ser una persona culta, sabe descubrir lo mejor de cada persona que menciona en su libro. Vale la pena por la panorámica que ofrece y por estilo positivo con el que lo hace.
El título está tomado de un verso de Quevedo y el subtítulo nos dice de qué va el libro: "Cartas a poetas muertos". El autor habla de poetas en sentido amplio, pues las 37 cartas que componen el libro van dirigidas a escritores de diverso tipo (Wilde, Antonio Machado, Chesterton, Hierro, Sartre...), a artistas plásticos (Grünewald, Miguel Ángel, Sert, Piero della Francesca...), a músicos (Mozart, Beethoven, Verdi, Wagner, Mahler, Fauré, Poulenc...), a pensadores y a científicos (Edith Stein, Simone Weil, Toynbee, Darwin, Einstein y otros físicos...)... Se trata de personas ilustres que se han acercado de algún modo a la Belleza.
El autor muestra su admiración por los destinatarios de las cartas, cuenta cómo se estableció su relación con ellos, pero también expresa los interrogantes que le gustaría plantearles, siempre desde la perspectiva de la fe católica. Espera poder hacerlo en el Paraíso, por la misericordia de Dios.
Libro original y rico en sugerencias. El autor, ingeniero, muestra una notable formación humanística, una sólida formación cristiana y un interés por encontrar la vercad, el bien y la belleza, a lo que le acercan total o parcialmente los destinatarios de sus cartas. Se trata, por tanto, de una lectura o contemplación crítica de sus obras. Además, añade interesantes datos sobre sus biografías, que aportan luz o abren nuevas perspectivas para los lectores. Al final, reconoce que no se ha sentido capaz de escribir, como hubiera deseado, a Dante y a Bach.
El estilo es correcto y ágil. Libro que me parece muy sugerente y recomendable.