El martillo azul

El encargo de encontrar un cuadro robado, lleva al detective Lew Archer a resolver una desaparición y tres asesinatos que nadie le había pedido que investigara. Se trata de la última de las dieciocho novelas de la serie de Lew Archer, publicadas por el autor entre 1946 y 1976.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2008 RBA
331
978-84-9867-335
  • Encuadernación: Rústica
  • Colección: Serie Negra
Valoración CDL
2
Valoración Socios
2
Average: 2 (1 vote)
Interpretación
  • No Recomendable
  • 1
  • En blanco
  • 2
  • Recomendable
  • 3
  • Muy Recomendable
  • 4

1 valoraciones

2
Género: 

Comentarios

Imagen de Mman-1973

Bueno

Imagen de enc

Un pintor, desaparecido décadas atrás y que ha continuado su vida con otro nombre, es forzado por el detective a revelar su verdadera identidad.  El esqueleto de la novela sería interesante, e incluso imaginativo, si no se encontrase perdido entre un aluvión de relatos y personajes colaterales. Wikipedia, al contraponer a Chandler y Macdonald, señala como las tramas de éste son mucho más complejas. En el caso de "El martillo azul" yo no hablaría de compleja sino directamente imposible. En un momento dado el lector desiste de identificar a los personajes por sus nombres: padres, padres putativos, padrastros, esposas, amantes, hijos legítimos y menos legítimos forman una maraña en la que se  termina por no saber quién es quién. No se pueden incorporar constantemente personajes a la novela e incluso revelar en la última página vínculos de parentesco desconocidos para el lector. Continúa Wikipedia: "Las tramas de Macdonald rondan siempre sobre lamentables secretos de familia y los hijos pródigos son el tema recurrente". Y es que -añadiría yo- los años sesenta fueron peligrosos para la juventud de los EE.UU. y singularmente en California: hippysmo, drogas, sida e incluso las sectas la arrasaron. Tampoco resulta agradable que algunos personajes de la novela vivan en condiciones miserables, por realista que ello pueda resultar. En cambio resulta divertido leer ciertos comentarios "homófobos" que hoy resultarían inaceptables: "¿Sabía usted que Paul Grimes era maricón?" -pregunta el jefe de policía a Lew Archer. "Bisexual" -responde el detective, más enterado que el funcionario de lo políticamente correcto. Hablemos por último sobre el título de "El martillo azul". Se trata de una comparación que asalta al detective al mirar a su compañera dormida. Una vena late bajo su piel "como un martillo azul". Un título muy literario, pero nada que ver con los crimenes o con la trama. Para mí el canon de la novela policíaca ha sido fijado por Agatha Christie (ver su "Autobiografía"), y ella nunca hubiera incurrido en este tipo de excesos.