El reloj mecánico

Una fría noche de invierno, cuando el novelista Fritz empieza el relato de su última narración, se desencadenan una serie de extraños sucesos ligados entre sí, como si de los engranajes de un reloj se tratara. De repente aparecen un aprendiz de relojero, un príncipe autómata, un amenazador caballero dentro de su armadura y el siniestro doctor Kalmenius, personajes que vagan por el mundo al ritmo que dicta un reloj mecánico. Philip Pullman, prestigioso escritor de obras juveniles como "La brújula dorada", sorprende con esta maravillosa muestra de literatura de suspense juvenil. 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2018 rocaeditorial
112
9788417092597

Traducción de Jorge Rizzo

Ilustraciones de Peter Bailey

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Cuento juvenil, inspirado en la tradición de los cuentos populares de hadas o de encantamiento. En él se mezclan la magia, el misterio y el terror con elementos folklóricos propios de la cultura alemana, como en los cuentos de los hermanos Grimm.  La historia, situada en un tiempo remoto (“hace muchos años”), en un pueblecito alemán, narra una antigua tradición de este lugar, en la que el nuevo relojero, para finalizar su período de aprendizaje, debe fabricar una nueva figura, un autómata, para el gran reloj del campanario.

Junto a esta primera trama, el relato se complica con el recurso literario “del relato dentro del relato”: así Fritz, el novelista que cuenta cuentos a sus vecinos muchas noches en la taberna, inicia una historia de miedo titulada “El mecanismo de relojería”. Este cuento sobre las vicisitudes de un reino lejano, poco a poco, se va mezclando con la realidad hasta convertirse en el hecho crucial de la trama. Como ocurre en la mayoría de los cuentos, el planteamiento de fondo está en el enfrentamiento entre el bien y el mal: en este caso, la presencia diabólica llena algunos corazones de avaricia y egoísmo, frente a la generosidad e inocencia de los protagonistas. “Las personas de buen corazón (corazón de oro) son las que más hacen por el bien de los demás, aunque por ello sufran burla y escarnio” (p. 51).

Por último, hay que destacar las ilustraciones de Peter Bailey y los comentarios del “narrador” (quizá el propio Pullman), en unos recuadros al margen de la narración, que son muy interesantes y están dirigidos a los jóvenes lectores. En ellos, se aclara el significado y la interpretación de algunos sucesos de la trama, y se destacan mensajes muy importantes como, por ejemplo,  la idea de que mucha gente cree “que solo tiene que desear una cosa para que se haga realidad”; sin embargo, la verdad es que solo el trabajo duro, continuado y persistente, y los malos ratos, aceptando de antemano la posibilidad de fracasar, son las claves para lograr un objetivo valioso en la vida.