El honor perdido de Katharina Blum

Heinrich Böll publicó esta novela en 1974, dos años después de recibir el Premio Nobel de Literatura. Pese al respaldo que supone este galardón y la fama de que ya por entonces disfrutaba el escritor coloniés, la obra fue objeto de numerosas críticas, tanto de la prensa como de algunos políticos. Si se lee la novela se entiende la crítica, pues Böll ataca abiertamente a la prensa sensacionalista y destaca las implicaciones políticas y sociales que se esconden detrás de esta. Hay que decir que muchos vieron en la obra una crítica a la reacción de la sociedad y la política al grupo terrorista RAF. Incluso un presidente del Estado se vio obligado a intervenir, evidenciando que no había leído el libro. En una especie de dedicatoria, previa al prólogo, el autor escribe que "<em>el paralelismo de los hechos narrados con los procedimientos periodísticos del diario Bild no son intencionados ni casuales, sino inevitables</em>." 
El estilo narrativo es llamativamente moderno para una novela de esa época. El autor comienza resumiendo los hechos: Katharina Blum, una empleada del hogar titulada, divorciada y sin antecedentes delictivos, conoce a un presunto delincuente durante las fiestas de carnaval y lo lleva a su casa. Al día siguiente, la policía entra en su domicilio, en donde Katharina se encuentra sola, y no halla rastro del buscado, Ludwig Götten, a pesar de tener acordonado el edificio. El llamamiento público de la policía a cooperar en la búsqueda, la detención de Katharina y las indiscreciones de los policías conducen a una campaña difamatoria en un diario llamado en la novela simplemente EL PERIÓDICO, orquestada por un redactor llamado Tötges. Tergiversando los hechos, provocando declaraciones de terceros e incluso penetrando en la UCI del hospital en donde se encontraba la madre de Katharina después de una operación, el periódico y el periodista destrozan en pocos días la fama y la vida de Katharina y de todas las personas que intentan ayudarla. La reacción de esta, matar al periodista de varios tiros después de invitarle a disfrutar de una exclusiva, se narra en las primeras páginas de la novela, por lo que no es un spoiler mencionarla.
Pese a toda la crítica que recolectó, la novela es para mí un ejemplo de valentía del escritor, dispuesto a jugarse su reputación denunciando prácticas que todos conocemos, englobadas en parte en la denominada "cultura de la cancelación", y acompañada de "cordones sanitarios", etc. La película de Volker Schlöndorff de 1975 recoge, con gran fidelidad pese a la reducción habitual al cambio de medio, el mensaje básico de la novela.