Más Platón y menos Prozac

Más Platón y menos Prozac se inspira en los más grandes filósofos y filosofías de la historia del mundo para enseñar a abordar los aspectos más importantes de la vida. Trata sobre los problemas habituales como la manera de llevar las relaciones amorosas, de vivir con ética, de prepararse para morir, de enfrentarse a un cambio profesional y de encontrar sentido a la existencia.

En lugar de ofrecer enfoques pseudomédicos orientados a las patologías o proponer superficiales principios propios de la New Age, este libro presenta una sabiduría puesta a prueba por el tiempo y adaptada específicamente para ayudar a vivir con plenitud e integridad en un mundo que cada vez resulta más desafiante.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2000 Ediciones B
400
2004 Ediciones B
528

Colección Byblos

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En 1981, el filósofo Gerd Achenbach puso en marcha el primer gabinete de asesoramiento filosófico en Alemania, hoy -nos informa Lou Marinoff- este tipo de gabinetes se ha extendido por Europa y América. El autor define el asesoramiento filosófico por contraposición con el asesoramiento psicológico (quizá se excede en este planteamiento). Ante un problema, la psicología tratará de encontrar las causas en el interior del individuo; el tratamiento psicológico es largo y, eventualmente, necesita del concurso de fármacos. Por el contrario, el asesoramiento filosófico no trata de profundizar en las causas de los problemas, sino de ampliar el campo de visión del sujeto, de forma que su problema se integre en un cuadro más grande, el de la vida, en el que pueda adquirir sentido, ser aceptado y tal vez resuelto.

El asesoramiento filosófico libera de las obsesiones al mostrar un paisaje más amplio en el que éstas puedan verse en su dimensión real. Recuerdo una anécdota de hace muchos años. Yo me quejaba delante de un amigo de la escasa ayuda que, para mi formación, había recibido de mis padres y éste contestó: "Tú has recibido de tus padres un bastón torcido, el que ellos te han podido dar, apóyate en ese bastón torcido y sigue hacia adelante". Era una respuesta de filósofo. La psicología hubiera tratado de investigar si aquel bastón estaba torcido y porqué; el filósofo hizo un quiebro, eludió el problema pasado y mostró el camino: Adelante.

El lenguaje corriente tiene una expresión que es "tomarse las cosas con filosofía", es decir, integrarlas en el conjunto de la vida con sus alegrías y sinsabores, ser capaz de aceptarlas. La filosofía abarca desde el sentido común más elemental hasta la sabiduría más profunda; aquella de la que dicen las Sagradas Escrituras que "vale más que el oro y que la plata y en cuya comparación todas los tesoros del mundo no son más que estiercol", porque en el fondo constituye el arte de vivir. Marinof afirma que, dado que el hombre lleva miles de años sobre la tierra y que grandes filósofos se han dedicado a pensar sobre todo lo imaginable, es difícil que no haya un consejo filosófico para un problema determinado; el asesor filosófico se limita a poner en contacto a la persona con determinados principios o autores.

Marinoff abusa de la sabiduría oriental: Confucio, Laotse, Buda y de un curioso libro chino sobre la sabiduría llamado Yijing; pienso que estaría más en nuestra tradición cultural la consideración de la Biblia como libro sapiencial; quizás el autor trata de evitar cualquier acusación de confesionalidad o de teología. Igualmente incurre en ciertos lugares comunes tales como afirmar que la Iglesia católica tuvo secuestrados a la filosofía y al mismo Aristóteles durante diez siglos para evitar que contradijeran a la fe. No es este lugar para extenderse, pero recuerdo cómo al estudiarlo me llamó la atención que Santo Tomás de Aquino iniciase la IIª Pars de la Summa Theologica tratando de la felicidad como fin último del hombre, lo cual no se aparta ni un pelo del tema que aquí venimos tratando.

El libro de Marinoff recuerda las posibilidades del asesoramiento filosófico y sapiencial; ésto sólo ya es mucho.

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Estoy de acuerdo con lo que dices. La filosofía puede ser la respuesta a muchos problemas personales que no son patologías: “Si su problema está relacionado con la identidad, los valores o la ética, lo peor que puede hacer es permitir que alguien le endilgue una enfermedad mental y le extienda una receta. Ninguna pastilla hará que se encuentre a sí mismo, que alcance sus metas o que obre como es debido”.
Lo que Marinoff defiende es que cada persona acabe siendo su propio consejero filosófico. Propone para esto el llamado proceso “PEACE”, acrónimo de los cinco pasos para enfrentarse con ayuda de la filosofía a problemas existenciales. De modo resumido sería el siguiente. En primer lugar, hay que plantearse correctamente el problema, identificarlo. El segundo paso hace referencia a expresar las emociones. Estas dos primeras etapas suponen enmarcar el asunto, algo que la mayoría de las personas hacen de forma natural y es, habitualmente, lo que cabe esperar de la ayuda de psicólogos y psiquiatras. La tercera etapa supone analizar las opciones. La cuarta implica dar un paso atrás y contemplar la situación en su conjunto: es el campo más filosófico, puesto que supone integrar y adoptar una determinada postura. De esta forma se acaba en el equilibrio.
Marinoff relata a continuación nueve casos procedentes de su consulta, explicando cómo el pensar filosófico (concretos autores y textos) tiene algo que decir en situaciones tan variadas como conflictos matrimoniales o intergeneracionales, la crisis de la edad madura, el trabajo y un largo etcétera.

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Parece ser que en Estados Unidos se ha llevado a una especie de locura colectiva en la que por cualquier cosa, cualquier problema que se le plantea a una persona, y que le produzca cierta desazón, los médicos ofrecen como solución la ingestión de antidepresivos (Prozac): si alguien va a cambiar de trabajo, le recetan Prozac, si alguien va a separarse de su cónyuge, le recetan Prozac.
Ante semejante situación Marinoff ofrece un método, frente a los antidepresivos que únicamente y temporalmente tapan problemas pero no los solucionan. Esta alternativa es la denominada filosofía y que consiste en afrontar un problema, primero sabiendo cuál es ese problema que nos esta produciendo inquietud, dándose cuenta de cuales están siendo sus efectos en nuestro carácter (miedo, envidia y resentimiento). Una vez visto el problema, el siguiente paso es el de buscar una solución a este, de forma racional y aplicarla.
Este simple proceso, de detección, análisis, solución, conduce a la persona a un estado de paz, todo ello bajo la óptica de lo que él llama contemplación. Para ello es preciso, no sólo un método lógico y ordenado de pensamiento si no tener un marco precedente, moral filosófico o religioso, que sirva para encauzar a la persona en su quehacer y problemática diaria.
Este libro es pues una invitación a pensar, algo que de puro simple parece difícil, a afrontar la vida de forma racional, teniendo como trasfondo un orden moral. Así que el acierto de este libro es el de esta incitación a una vuelta a la filosofía, pero tiene como inconveniente el de la superficialidad, por que no pasa de ser una mera incitación, como decimos (aunque esto en realidad, ya es mucho) y no termina de ahondar en las diferentes situaciones y problemas que plantea. De todas formas, no está de más que alguien nos recuerde la inutilidad de mantenerse "ciegos" o el no querer afrontar la realidad tal cual es, y la virtud de la vuelta a las religiones y la filosofía.