Esta novela de Leopoldo Alas Clarín está ambienta en la imaginaria Vetusta y cuenta el conflicto interno que tiene la regenta "Ana Ozores".
Ana Ozores esta casada con el ex regente de la audiencia, el anciano Víctor de Quintanar, pero inicia unas relaciones adúlteras con el nuevo confesor Don Fermín de Pas y con el cacique Álvaro de Mesía, del que acabará siendo su amante.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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1995 | Espasa Calpe |
950 |
5ª Edición |
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La muy alabada obre de Leopoldo Alas tiene destellos literarios y narrativos, pero encierra un grave problema que es la mentira, es una novela mentirosa: ni el ser humano es así, ni la sociedad española del XIX era así, ni Oviedo se le parece, ni tampoco el cristianismo tiene nada que ver con su visión deformada. Es todo una mentira corrosiva, intencionada. Se podría ambentar en el siglo XXI o en el XIV da igual. Siempre será un gran mentira, por eso el resultado final es asqueroso, repugnante, sin esperanza, sin valores. Nadie se salva en La Regenta, el que no es malo es tonto, el que intenta ser noble fracasa y el que cree en la virtud es ridiculizado. ¿No ha visto Clarín nada valiosos en el ser humano, nada digno de ser creído? Parece que no. Quizá sea un retrato de su propia persona, sus complejos, sus fracasos, sus obsesiones.
Pasa por ser una gran novela, "la novela" de la España del XIX. Indudablemente está bien construida, el espacio narrativo de Vetusta (asfixiante) está muy bien recreado, y las caracterizaciones de los personajes están muy conseguidas. Pero... el fondo de la novela es devastador. No por la caricatura medio blasfema que hace de los malos clérigos, del sacramento de la Penitencia y de la religiosidad mojigata, no. Es verdaderamente perniciosa porque subyace a la novela una incomprensión de la naturaleza humana. Para Clarín, aunque no lo explicite, en La Regenta Naturaleza y Gracia son incompatibles. Mejor, no existe la Gracia, sino una religión positiva artificial y antinatural, que deforma las conciencias. Efectivamente, la imagen del vientre del sapo de final de la novela expresa bien el sabor de boca que deja la lectura de La Regenta.
Es frecuente oir que esta novela es la mejor de la literatura española en el sentido moderno del término. Las recensiones y los estudios críticos sobre ella, las diversas versiones, etc, avalan esa afirmación. Lo más negativo es la fuerte carga anticlerical, la crítica despiadada de la Iglesia, el retrato de unos clérigos intrigantes, materializados, envidiosos, desunidos, etc. A la vez un Obispo bonachón, pero movido por otros, fuera del mundo real, de lo que pasa a su alrededor. Todo esto hace necesaria una fuerte carga formativa para poder enjuiciar adecuadamente a los hechos y a los personajes y poder centrarse en lo que es realmente la novela.