Adriano, emperador de Roma, envejecido y enfermo del corazón, pasa los últimos días de su vida retirado del bullicio de la vida cortesana. Rememorando su pasado en una extensa carta dirigida a su amigo Marco, se nos muestra como un hombre ilustrado y sabio, protagonista de una vida en equilibrio entre los deberes políticos y sus sentimientos hacia sus semejantes. Inmerso en esa profunda soledad que proporciona el ser el hombre más poderoso del mundo, se cuestiona si ha merecido la pena abandonar la posibilidad de ser feliz por mantener el poder absoluto.
Comentarios
Me parece fantástico como escribe Yourcenar. Es sorprendente como es capaz de introducirte en el personaje, un personaje tan lejano, tan complejo. Sin duda la autora ha dedicado mucho tiempo en la documentación. Aun así pienso que existen no pocos anacronismos. Creo que en su afán por identificarse con el emperador pone en él algunas facetas que son bastante increíbles, y como el lector no tiene ni idea, ni posibilidad de confrontar, tiene dos opciones, tragárselo o ponerlo entre paréntesis. Según nos lo pinta la autora es un personaje fascinante… pero notablemente inmoral, sobre todo si se ven las cosas de una manera que él no podría verlas, es decir desde un punto de vista cristiano. Su debilidad se desprende de su inmoralidad. La muerte de un muchacho con el que vive –a su mujer no la quiere ver cerca- le deja totalmente desmoralizado y comete una seria de exageraciones en la construcción de monumentos a su memoria que la misma autora podríamos decir que aprueba. La novela, escrita como cartas a su hijo, es una joya de la literatura, el fondo moral es deprimente.
Autora conocida,muy conocida. Uno va y lee el libro recomendado,muy recomendado; y uno saca conclusiones que no tienen nada que ver con lo universalmente reconocido. Es que uno no ha entendido nada?. El desasosiego se apodera de este pobre lector y empieza a buscar una explicación lógica a lo ocurrido.
Perdonando la disgresión inicial y entrando en materia,creo que el libro es en si una obra aceptable,con una factura técnica no desdeñable y con una introspección psico
lógica del protagonista notable, pero falta algo,algo que desasosiega y ese algo es el alma: estamos ante un mundo triste,depresivo,en el que solo importa el placer y el poder y cuando nos damos cuenta de que eso no siempre se puede conseguir viene el desencanto y la apatía,en la linea del mas negro existencialismo. Y es que la autora no puede evitar transportar su parte de su personalidad a Adriano.
Con todo,digno de tener en cuenta.
'La mayoría de los hombres gusta resumir su vida en una fórmula, a veces jactanciosa o quejumbrosa, casi siempre recriminatoria; el recuerdo les fabrica, complaciente, una existencia explicable y clara. Mi vida tiene contornos menos definidos. Como suele suceder, lo que no fui es quizá lo que más ajustadamente la define: buen soldado pero en modo alguno hombre de guerra; aficionado al arte, pero no ese artista que Nerón creyó ser al morir; capaz de cometer crímenes, pero no abrumado por ellos. Pienso a veces que los grandes hombres se caracterizan precisamente por su posición extrema; su heroísmo está en mantenerse en ella toda la vida. Son nuestros polos o nuestros antípodas'.
Marguerite Yourcenar cuenta que una vez encontró, en una carta de Flaubert, esta frase inolvidable: "Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo". La autora de estas Memorias de Adriano añade: "He pasado una gran parte de mi vida tratando de definir, y luego de describir, a este hombre solo y por otra parte en relación con todo". Alabada por críticos de todo el mundo como una de las obras más singulares, bellas y hondas de la literatura del siglo XX, estas Memorias atraen constantemente nuevos lectores, interesados en el emperador del siglo II, "casi un sabio", que fue a la vez uno de los últimos espíritus libres de la Antigüedad.
Pasa por ser la primera novela postmoderna, la más importante novela histórica de los últimos tiempos, ni más ni menos que un hombre enfrentado a su destino.
Es una autobiografía novelada del emperador romano, bajo la forma de cartas escritas por éste a su sobrino.