La colina de Watership

La colina de Watership (Watership Down) es un gran clásico de la literatura contemporánea, traducido a veinte idiomas. Nacida originariamente de un improvisado relato que el autor hizo a sus sobrinos durante un largo viaje en coche, la obra, pese a estar protagonizada exclusivamente por animales, y de modo específico por conejos, se halla muy lejos de lo que suele entenderse por literatura para niños; por lo contrario, tiene el tono de una narración épica antigua, pero también encierra una crítica sombría y desesperanzada de las relaciones de poder, un alegato ecológico de extraordinaria eficacia y una reflexión serena y amarga, de resonancias estoicas, acerca de la dureza de la vida y la necesaria aceptación de la inevitabilidad de la muerte.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
1996 Seix-Barral
448
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.4
Average: 3.4 (5 votes)
Interpretación
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Género: 

Comentarios

Imagen de carricero

Es un libro que está en mi lista de los 40 principales y que le ha gustado a todos los que lo he recomendado. Léelo y disfruta.

Imagen de cdl

Reseña expuesta por M. Castro:
Es una novela de conejos, una deliciosa, emotiva, magistral y aventura animal que se convierte en una agudísima reflexión sobre el poder, la guerra, la vida, la muerte y el amor

Imagen de rodri

La colina de Watership (Watership Down) es un gran clásico de la literatura contemporánea, traducido a veinte idiomas. Nacida originariamente de un improvisado relato que el autor hizo a sus sobrinos durante un largo viaje en coche, la obra, pese a estar protagonizada exclusivamente por animales, y de modo específico por conejos, se halla muy lejos de lo que suele entenderse por literatura para niños; por lo contrario, tiene el tono de una narración épica antigua, pero también encierra una crítica sombría y desesperanzada de las relaciones de poder, un alegato ecológico de extraordinaria eficacia y una reflexión serena y amarga, de resonancias estoicas, acerca de la dureza de la vida y la necesaria aceptación de la inevitabilidad de la muerte.

Imagen de Guille

Se trata de una novela absolutamente deliciosa, en la que cada página es como un descubrimiento, y en la que el aliento épico, la imaginación desbordante y el realismo minucioso se conjugan tan a la perfección que hasta parece fácil de hacer.
Estamos ante un relato de corte clásico, que sigue los parámetros del quest, esa estructura tan querida por la literatura de aventuras anglosajona: un grupo de individuos abandonan su hogar en busca de mejores pastos; por el camino pasan por una serie de aventuras, pierden miembros en el grupo y se les incorporan otros, descubren ambientes desconocidos, y al fin llegan a su destino, solo para descubrir que es allí donde les espera la mayor de las dificultades; enfrentados a esta y, por supuesto, triunfantes, nuestros protagonistas pueden tomarse un merecido descanso.

Nada novedoso, pues. Hasta que te das cuenta que los individuos que abandonan su hogar son conejos, que en toda la novela el hombre es visto siempre como una presencia remota y, generalmente, maligna y que lo que nos están contando son las vicisitudes de un grupo de animalitos de campo en busca de una nueva madriguera y sus enfrentamientos (y alianzas) con otros animales. Y la historia está contada desde su propio punto de vista, son los conejos quienes hablan, y los lectores vemos lo que ocurre a través de sus ojos, y sentimos lo que sienten a través de sus necesidades e instintos, distintos a los humanos pero comprensibles por estos.
Aunque supongo que considerada por la crítica como una obra de literatura infantil, en realidad La colina de Watership es uno de los mejores relatos épicos del pasado siglo XX, y el tono de la obra no tiene, afortunadamente, la menor reminiscencia de ese didactismo tonto o ese falso "colegueo" del que están llenas las novelas escritas para el mercado de la literatura infantil. El autor cuenta la historia de su grupo de conejos tal y como ellos la narrarían si pudieran, y no nos ahorra ni los momentos de oscuridad ni las situaciones que desde el punto de vista de un adulto serían consideradas escabrosas para la mentalidad infantil. Adams narra con sencillez, eficacia y honradez y nos envuelve en un relato fantástico que tiene poco o nada que envidiar a las más reconocidas novelas del género.

Imagen de pepo

Cuentos de la colina de Watership (Tales from Watership Down, 1996), es todo un acontecimiento. Al filo de los veinticinco años de la publicación de La colina de Watership, clásico de la narrativa moderna, su autor se enfrenta al difícil reto, evitado hasta la fecha, de hacer revivir los personajes de aquella novela y narrarnos ignorados percances, aludidos ya en La colina de Watership, y nuevas aventuras o mitos de este mundo peculiar, en los que, respecto a la entrega anterior, se define de modo nítido la individualidad femenina de la fauna conejil.