Agnes –la protagonista y narradora que ejerce de institutriz- no cierra en ningún momento los ojos a la realidad y retrata en toda su crudeza la mezquindad, el afán de humillar y la ridícula vanidad que adornaban a las clases altas de entonces, incapaces de ver más allá de la alcurnia y del dinero. Toda la tontería del mundo queda reflejada en esas niñas bien –tan guapas como insoportables- a las que Agnes se propone educar sin conseguirlo, mientras traga desplantes y humillaciones con infinita paciencia. Pronto se da cuenta de que el abismo que la separa de los poderosos resulta imposible de salvar. Con cierta piedad, pero también con firmeza, Agnes va hasta el fondo, llamando a las cosas por su nombre, con una sinceridad que casi asusta de tan ingenua y tan de otro tiempo. La vida de institutriz no parece demasiado envidiable, pero –en este ambiente triste- los pobres brillan por su magnanimidad y su buen corazón, y se las ingenian para crear una solidaridad invisible que les lleva a seguir adelante. Y cuando aparezca el amor –que surgirá inevitable-, todo se teñirá de rosa y se volverá bonito, como recordando que, más allá de los espectros de la maldad, continúa brillando el valor de la honestidad, de la compasión y de las lágrimas.
Comentarios
Es la primera novela de la autora, que se vio obligada a escribir a la sombra de sus dos hermanas y sus dos grandes obras JANE EYRE y CUMBRES BORRASCOSAS; no por eso la obra de Anne desmerece, aunque sí podríamos decir que está en la misma línea y es otra versión con menos calidad de JANE EYRE.
La narración cuenta en su mayoría lo mismo, pero con menos dedicación al tema central de JANE EYRE que es el amor. Es ahí donde pierde Anne, en contenido, porque la forma iguala o supera a JANE EYRE. Una obra magistralmente escrita, que encantará a aquellos a los que guste deleitarse de metáforas, comparaciones y requiebros de las palabras.
Mi puntuación es de 8/10
Primera novela de Anne Brontë, es una árida revelación basada en experiencias autobiográficas del precario status, material y moral, de una institutriz victoriana; y constituye a la vez un relato íntimo, casi secreto, de amor y humillación, en el que el «yo más severo» y el «yo más vulnerable» sostienen una dramática batalla bajo lo que la propia heroína define como «sombrío tinte del mundo inferior, mi propio mundo».