Barrio de maravillas

Tomo "Barrio de Maravillas" de Rosa Chacel. Mi primera reacción es de estupor: "no entiendo nada". La segunda es de entusiasmo: "si, si entiendo y está muy bien". La tercera es de cansancio: "no puedo más". He llegado hasta la página 156 de 282. Se trata de los recuerdos de la autora cuando tenía catorce años, pero degranados, desmenuzados; a ratos convertidos en poesía. La poesía es intemporal, a la lírica no pedimos un relato sino sentimientos. En "Barrio de Maravillas" avanzamos páginas y páginas y el relato no progresa. Penosamente conseguimos las piezas para armar el puzle que nos permitirá entender la novela..

Tentado de abandonar la lectura acudo a un expediente fácil. Busco en Internet y encuentro un ensayo de Carmen Mejías sobre "Barrio de Maravillas". Esta estudiosa de la obra de Rosa Chacel nos remite al "noveau roman" cuyas características serían "la desaparición del héroe, la ausencia de intriga, la destrucción de las unidades lineales de tiempo y espacio y un cierto desdén por la explicación de la psicología de los personajes". Entiendo que se trata de una escritura por si misma, sin un antes y un después, sin relato. Un tipo de novela para los que se interesan por la forma, no por el contenido. Según Carmen Mejías la única influencia literaria que reconoce Rosa Chacel es la de James Joyce. ¡Acabáramos! En su "Ulises" James Joyce dedica setecientas páginas para describir un día en la vida de su personaje, Stephen Dedalus. Que Rosa Chacel haga algo parecido ya no nos extraña.

Dice Rosa Chacel: "El descubrimiento de Joyce me dio la seguridad de que en novela se puede hacer poesía, belleza, pensamiento, horror, fealdad...". Como el horror y la fealdad no nos interesan en este momento, nos centraremos en la poesía y la belleza. Estas sí que se encuentran en la novela, junto con un aire costumbrista. El lector también detectará la recreación psicológica de la infancia y juventud de los personajes. De algún modo "Barrio de Maravillas" es el intento de una joven de catorce años por explicarse el mundo. Una novela escrita por Rosa Chacel para recrearse a si misma a esa edad. Hay que tener en cuenta que la autora dejó España en 1937, y que no volvió a instalarse en nuestro país hasta 1970; tuvo mucho tiempo para recordar su juventud en el barrio de Maravillas y posiblemente para idealizarla.

Esta novela hay que leerla poco a poco, como se lee un Misal, o como el Quijote. No es para darse atracones de leer; pero está bien para el que aprecie este tipo de literatura, una historia que no es historia.

"...una novela sensacional que estimula la mente y los sentidos!"

--Whitney Parsons, la revista literaria de Español 314

El primer aspecto de la novela que me intrigó era el título, que me dio un sentido de maravilla fascinante y curiosidad espeluznante. Al investigar la autora y su obra, Barrio de Maravillas llegó a ser una obra aún más interesante y atrayante. Rosa Chacel era una de las pocas autoras de la vanguardia cultural de los años 20 y 30. Sin embargo, como muchos de su generación, fue exiliado durante los años de la Guerra Civil. Aunque su novela casi autobiografica trata de las experiencias durante esta época, no se publicó hasta 1976. En este sentido, "Barrio de Maravillas es la novela con la cual, tras el exilio, Rosa Chacel inicia su reentrada en el panorama de la narrativa española contemporánea"1. El estilo único de Chacel se nota por los usos ingeniosos de la palabra y las teorías mágicas de la memoria. Captiva al lector con "los distintos hilos narrativos que impulsan el ritmo de la historia en un jeugo de alternancias que se va desplegando lentamente: alternancia de voces narrativas, de tiempos, de figuras o vidas, de sconteceres, que van configurando este monumento de memoria personal"2. He seleccionado Barrio de Maravillas porque me parece ser una novela llena de técnicos exigentes, ideas fascinantes, y sorpresas asombrosos.