Es una especie de novela policiaca en la que varios personajes intentan esclarecer un crimen. En el caso de esta novela, más que esclarecerlo parecen empeñados en oscurecerlo. El autor pretende presentar a los diversos testigos en la inopia más supina. Cada uno tiene una visión de la jugada distinta. Cree saberlo todo y el autor se reserva aún la realidad de los hechos para dar a todos los listos sopas con onda.
El peso de la novela lo lleva la dueña de la hospedería donde vivía el presunto criminal (Camilo Canegato): una maruja argentina, absorbente y paternalista, que no se explica el crimen pero se esfuerza en disculpar a Camilo. Luego interviene uno de los huéspedes, un estudiante especialmente siniestro que "sabe" que Camilo ha cometido el crimen porque lo supone un hombre atormentado. Luego declara el propio Camilo, que descubre que era mentira su presunto amor por una tal Rosaura (eje de las teorías de la dueña y del siniestro estudiante). Luego declara otra huésped, doña Eufrasia, especialmente retorcida, que pone en juego a un nuevo peón de la historia: la criada coja, sorda y casi muda de la hospedería. Finalmente, a través de una carta inconclusa de la víctima podemos intuir la realidad de los hechos (que difieren de todas las teorías previas).
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Comentarios
Me recordó a "La Piedra Lunar" de W. Collins, porque también aquí se van reconstruyendo los hechos a través de la declaración parcial de varios personajes distintos, cada uno con su voz propia. De todas formas, en el caso de Denevi, los hechos son lo de menos (e incluso más bien inverosímiles). Es más bien un ejercicio de imaginación y de estilo.