Volumen que reúne tres relatos largos, que revelan la cara amable de un escritor en el que domina lo atormentado. El primer cuento –quizá el más conocido- es "Un corazón sencillo": el de la criada Felicidad, que quiere a su señora "con abnegación brutal y veneración religiosa". Es una joya en los quehaceres domésticos: se dedica de la mañana a la noche a ellos, hasta el punto de que "el brillo de sus cacerolas causaba la desesperación de las demás sirvientas". Su corazón, en apariencia tan tonto, necesita alguien en quien posarse. Primero lo hará en su sobrino, que embarca para Cuba y termina muriendo. Al hilo de las desgracias, "la bondad de su corazón iba desarrollándose" sin distinguir apenas entre personas y animales. Por eso se enamora de un papagayo, en el que ve un parecido ingenuo con el Espíritu Santo. En "La leyenda de San Julián el Hospitalario", se narra el cumplimiento de dos auspicios contradictorios en la vida de un recién nacido: mientras un ermitaño augura que Julián será santo, un bohemio le promete la gloria mundana. Desde muy pequeño comienza Julián a mostrar un particular sadismo con los animales, que se convertirá en ensañamiento cruel en la juventud. Un enorme ciervo al que acaba de abatir se revuelve contra él y le asegura que llegará a asesinar a sus propios padres. Huye, convirtiéndose en un aventurero de fortuna que llega a casarse con la hija del emperador. Pero el vaticinio se cumplirá y comenzará para Julián una nueva vida de expiación. El tercer relato, "Herodías", rememora la historia de Herodes Antipas y san Juan Bautista, al hilo del relato evangélico.
Comentarios
Lo que parece una obra modesta en dimensiones ha jugado un papel tan importante como Madame Bovary por el interes que despertó en su día.
Estos tres pequeños cuentos, de perfección extraordinaria, pueden considerarse el testamento literario de Flaubert y no solo porque fuera la última obra que el autor francés publicó en vida.
Por su belleza formal, la rareza de sus evocaciones y la extrema limpidez de su prosa y de la composicion, Tres cuentos puede ser, y de hecho lo es una defensa de la poética narrativa totalmente madura.
Esta obra, como comentaba George Sand en su correspondencia con el autor, fué una corta pausa de armonía, un paréntesis dichoso del placer de escribir.
Ese mismo placer que sentimos los lectores en el recorrido por estas páginas.
Obra que deja buen sabor en el "paladar del alma " del lector