En un laboratorio en el desierto de Nevada, un grupo de científicos ha conseguido crear microrrobots. Son nanopartículas que, juntas, forman una nube, un enjambre que ya no saben cómo controlar. Y han logrado escaparse.
Esta nube es autónoma, se autorreproduce y aprende de la experiencia. La programaron para ser una depredadora, y así es como actúa. Cada hora que
pasa es más inteligente y más letal. Todos los intentos para destruirla han fracasado.
Ahora nosotros somos su presa...
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2003 | Plaza Janés |
394 |
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Comentarios
Una interesante novela de ciencia ficción en la que el autor demuestra que está al día en la parte científica de sus creaciones. Logra mantener el suspense a lo largo de la narración aunque en bastantes momentos resulta un tanto lineal y previsible, pero entretenido de cualquier manera; adolece en ciertas partes de una plena coherencia interna en su trama y particularmente se echa de menos la finalidad última del invento que da tema a la novela.
Maneja las típicas situaciones de mentira, rencor, traición, etc., propias de este tipo de novelas y sólo en un momento tiene una descripción, bastante fugaz, de una escena más sensual. No se perciben demasiados valores y el ambiente es de un pragmatismo común con carencia de visión trascendente de la vida y un muy perceptible materialismo. El sentido de la historia y de la evolución del hombre que muestra por momentos, al ir desarrollando la ideología que pretende sustentar el avance tecnológico, no tiene mayor fundamento en una verdad objetiva y es incluso racionalmente errado.