2 de mayo de 1808



            El
2 de mayo de 1808 se está celebrando en Madrid con gran despliegue
mediático. Se están celebrando dos grandes Exposiciones, una en la Biblioteca Nacional
y otra en el Centro Cultural de la Villa. También hay que destacar las
representaciones teatrales en el mismo escenario del estallido Revolucionario,
la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real. Asimismo, se puede observar la
aparición de abundantes títulos sobre la materia, escritos por
los grandes historiadores del período, como otras obras de
divulgación. 


            Junto
al recuerdo a los héroes del levantamiento popular se están
recordando también las ideas de fondo que entraron en liza. La guerra de
la independencia se extendió por todo el país a gran velocidad, y
tras las derrotas sufridas en los campos de batalla, se convirtió en
guerra de guerrillas total, llegando hasta el último pueblo de
España.


            Al
calor del 2 de mayo se constituyeron Juntas Revolucionarias en todo el
país. Una de las más significativas, fue la de Asturias. En su
proclama del 9 de mayo de 1808 expresaban sus profundos sentimientos frente a
las tropas de Napoleón y el rey entronizado por él: "Su perfidia con nuestro Rey y toda su
Familia, engañándole para hacerle pasar a Francia bajo la palabra
de un eterno armisticio, para encadenarlos a todos, no tiene igual en la historia.  Su conducta con toda
la Nación es más inicua que la que debíamos esperar de una
horda de hotentotes. Han profanado nuestros templos, han insultado nuestra
religión, han faltado a toda la fe prometida, y no hay derecho alguno
que no hubiesen hollado
".


            En
todas las Juntas que se fueron creando se traslucían las mismas ideas:
la defensa del Rey legítimo, Fernando de Borbón, la
religión católicas y las leyes y costumbres de España,
frente a la imposición de un monarca extranjero y las ideas de la
Revolución francesa.


            El
pueblo se levantó en armas frente al invasor y frente a las Altas
Instituciones de la Regencia que se habían doblegado pasivamente a las
tropas francesas y que acabarían aceptando al nuevo monarca, José
Bonaparte. Eso sí, se mantuvo el orden social. Las Juntas Provinciales y
la Junta Central
acabaron convocando las Cortes de Cádiz, mientras el país se
sumía en una guerra de guerrillas con carácter total.


            La
Guerra de la Independencia no fue sólo una guerra de religión,
pero ese componente se mostró decisivo a lo largo de la contienda. Sobre
todo a medida que el gobierno de José Bonaparte iba, mediante Decretos,
intentando dominar a la
Iglesia. Como el Real Decreto de agosto de 1809 en el que se
suprimían todas las órdenes Religiosas. Esas medidas
habían sido tomadas en Francia, pero la situación en
España no era la misma, e hirieron en lo profundo al hondo sentir
católico del pueblo.


 


            José Carlos Martín de la Hoz


 


Para
leer más:


 


García Cárcel, R. (2008) Los mitos de la guerra de la independencia,
Madrid De Bolsillo,


García Cárcel, R. (2007) El sueño
de la nación indomable
, Madrid, Temas de hoy


Diego, E. De (2008) España,
el infierno de Napoleón
, Madrid, La esfera de los libros


Vallejo-Nájera, J.A. (1985) Yo, el rey,
Barcelona, Planeta