Después
de una intensa producción de novelas históricas enmarcadas en los
primeros siglos del cristianismo, le llega la hora al cine. En efecto, acaba de
estrenarse en el festival de Cannes la última película de
Amenazar situada en el año 391 en Alejandría. Todo un
síntoma de que el cine histórico sigue atrayendo.


            La
historia en la que se basa está documentada a través del epistolario
del obispo y pensador Sinesio de Cirene (370-413). Precisamente, en el
año 393, Sinesio llegó a Alejandría para dedicarse al
estudio del neoplatonismo.


            En
el año 391, en Alejandría, la cultura helénica se
encontraba en decadencia. En aquella ciudad el poder del patriarca era muy
grande. Justamente en aquellos años ocupaba la sede Teófilo,
un obispo enérgico pero intolerante. A su influencia se  atribuye el que algunos cristianos
destruyeran el famoso templo de Serapis, divinidad
egipcia y símbolo de la religión pagana de Alejandría.


            En
la ciudad existía el Mouseion, es decir un ámbito de docencia. Allí
impartía su magisterio la filósofa pagana Ipacia,
hija del también filósofo Teón. Padre
e hija habían levantado una escuela de pensamiento capaz de rivalizar
con la de Atenas. La
diferencia estaba en que, mientras en Atenas el neoplatonismo se vinculaba al
paganismo y era proclive a la magia y a las ciencias ocultas, en
Alejandría el neoplatonismo convivía con la cultura cristiana y
era racionalista.


            El
marco histórico, por tanto, es interesante, pues la filosofía
griega por parte de algunos pensadores estaba siendo transformada por el
cristianismo y, a la vez, estaba siendo utilizada por algunos filósofos paganos
para oponerla a la fe.


            Las
relaciones entre Ipacia y Sinesio fueron constantes a
lo largo de la vida. A
ella le dedicó algunas de sus obras. Sinesio se convirtió se
bautizó y se casó con una cristiana adinerada. Siguió
compatibilizando su neoplatonismo con el cristianismo, hasta que en el 411 fue
ordenado obispo. En el 413 murió y poco después una multitud de
cristianos fanáticos asesinó a la filósofa Ipacia.


            Estamos
en los años donde la Iglesia Católica ha pasado de estar
formada por pocos fieles periódicamente sometidos a la prueba del
martirio, a transformarse en una Iglesia de masas. Un reto para la Iglesia que
debía formar en la fe y en la caridad a una inmensa multitud. Por otra
parte, la Iglesia debía precisar teológicamente la formulación
de la fe ante los requerimientos de las herejías que fueron surgiendo.
Ahí entraba la filosofía como herramienta.


            También
son los años donde el monacato está cobrando un inusitado empuje:
miles de hombres y de mujeres están buscando la santidad en el desierto.
Otros, las vírgenes y los confesores buscan la santidad en sus propias
casas. Mientras la fe cristiana se extendía, la caridad se fue
propagando. 


            El
cine es un arte y como tal debe estar abierto a la verdad. En este caso a
la verdad histórica. Cuando el cine histórico cae en el
anacronismo es manipulación y sectarismo. Por tanto es arte fallido.


            José
Carlos Martín de la Hoz


 


Gustave BARDY, Conversión al cristianismo durante
los primeros siglos,
ed. Encuentro, Madrid 1990. 356 pp