San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975), publicó en el año 1977 la primera edición póstuma de la última recopilación de las dieciocho homilías que había dejado ya preparadas, unificado el estilo, con la compulsación de fuentes y compiladas bajo el título de Amigos de Dios.
El profesor Antonio Aranda de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, buen conocedor de la teología espiritual del fundador y de su espiritualidad, ha trabajado con gran rigor teológico esa primera edición para, finalmente, redactar una verdadera edición crítico-histórica, en la que nos explica el origen del texto y de cada una de las homilías que lo componen.
A su vez va recorriendo las homilías una a una, las va desgranando, comparando con otros textos de san Josemaría, buscando presentar la doctrina en el contexto teológico y espiritual de su época. De esa manera, se descubre la radical novedad del evangelio y la clara visión que da de la Escritura y de los padres el espíritu del Opus Dei de buscar la santidad en los quehaceres ordinarios del cristiano.
Especialmente destacaríamos tanto el texto del Fundador del Opus Dei como el de su comentarista teológico, el profesor Aranda de la homilía señera del volumen: nos referimos a la última de las homilías, denominada Hacia la santidad, que fue caracterizada en vida por san Josemaría, como una verdadera falsilla (lo que le ponían a los niños en la escuela para escribir recto sin desviarse) para la vida interior de un cristiano que busque la santidad en la vida corriente.
En primer lugar, hemos de hacer referencia al cristocentrismo que llena toda la vida espiritual y la predicación de san Josemaría: “Seguir a Cristo: este es el secreto. Acompañarle tan de cerca, que vivamos con él, como aquellos primeros doce; tan de cerca que con Él nos identifiquemos” (n. 299).
En esa homilía san Josemaría, unas páginas más adelante, se acerca al nudo gordiano de la llamada universal a la santidad, que implica necesariamente la llamada universal a la labor apostólica y, finalmente, la llamada universal a la vida mística. De hecho se preguntará: “¿Ascética?¿Mística? no me preocupa... sea lo que fuere, ascética o mística, ¿qué importa?: es merced de Dios. Si tú procuras meditar, Dios no te negará su asistencia” (n.308).
Unas páginas atrás, en la homilía vida de oración, nos había explicado a grandes rasgos la vida de oración de un cristiano en medio del mundo, sin caer en la trampa de pronunciarse con un solo método de hacer oración, pues eso sería encorsetar a sus hijos que viven y son tan variados como los seres humanos del plantea (n. 255). Pero, indudablemente, termina por dar muchas pistas de cómo era la categoría de su amor: “si pretendemos seguir lealmente los pasos del Maestro, ese es el único camino” (709). Es decir, como el hierro atraído por la fuerza del imán.
José Carlos Martín de la Hoz
Josemaría Escrivá de Balaguer, Amigos de Dios, edición crítico-histórica a cargo de Antonio Aranda, ediciones Rialp e Instituto Storico San Josemaría Escrivá, Madrid 2019, 955 pp.