El recorrido por toda la historia de la filosofía y del pensamiento que realiza el catedrático de filosofía contemporánea de la Universidad de Barcelona, Manuel Cruz arrancó en la primera edición de este trabajo, en 2010, cuando vio su primera edición, y sucesivamente se ha ido incrementando creciendo hasta el actual que deseamos ahora reseñar.
En realidad, tanto la primera versión como esta, aumentada y completada, demuestra que el amor es tal y como lo vivieron y pensaron los grandes filósofos de todas las épocas, aunque siempre se han quedado cortos.
Precisamente, la mejor aproximación a la historia del amor es la que recoge el “Cantar de los Cantares”, una de las obras más bellas de la Sagrada Escritura, pues en ella, Dios deja claro que el matrimonio cristiano es el paso del amor natural al amor sobrenatural y esto, lógicamente, es inexpresable.
Lo que si queda claro es que el amor matrimonial es verdaderamente un camino de santidad y, por tanto, un camino de felicidad máximo. Sencillamente, porque Dios es Amor y, mediante la revelación de su vida íntima, podemos acercarnos nosotros los hombres a entender un poco en qué consiste el verdadero y sublime amor de Dios y un poco lo que es el amor humano. A la vez, entendemos que la comunicación de Dios implica la comunicación del hombre. El camino es llegar a la complicidad: un reflejo de la complicidad entre las divinas personas y nuestra complicidad.
Es interesante cómo introduce el amor en la filosofía antigua: “En el Fedro de Platón encontramos la respuesta: en la naturaleza misma de nuestra alma, que nos permite entender por qué eros es, en última instancia, deseo de inmortalidad” (45). Seguidamente, planteará nuestro autor la opinión de Sócrates acerca de separar el placer del eros en la vida de los jóvenes, mediante su ennoblecimiento: “Pretendes adquirir lo que es verdaderamente bello a cambio de lo que lo es solo apariencia, y de hecho te propones intercambiar oro por bronce” (50).
Es muy interesante, hablando de san Agustín, nuestro autor habla del “inequívoco aroma platónico, la contraposición entre dos tipos de amor: el humano o terrenal y el amor a Dios, así como el convencimiento de que el alma humana puede ascender de uno a otro. Dios es lo digno de ser amado por excelencia, porque es lo mejor que nos es dable encontrar, pero estamos en el mundo y Dios no es visible, mientras que nuestras ansias de amor reclaman tangibilidad”. Inmediatamente, añadirá: “Dios se revela como verdad a quien busca la verdad, lo que significa que, puesto que la verdad de Dios es ser amor, Dios se ofrece como amor solo a quien ama” (74). Es interesante que no recoja nuestro autor la clasificación del amor de concupiscencia, de benevolencia y de unión que explica Santo Tomás, ni tampoco el referente apasionante en C. S. Lewis y sus cuatro amores.
José Carlos Martín de la Hoz
Manuel Cruz, Amo, luego existo. El amor en la historia del pensamiento, RBA publicaciones, Barcelona 2024, 428 pp.